El nombre del presente número es “La investigación para la acción y el cambio social”, decidimos titularlo de esa manera porque consideramos de fundamental interés destacar la importancia que ha adquirido el trabajo científico desarrollado por los profesionales de distintas disciplinas para favorecer a la población que atienden respectivamente, pues en los trabajos presentados se muestra una excelente articulación entre la teoría y la práctica, poniendo en evidencia que se parte de una concepción social y científica, holística, pluralista e igualitaria.
La investigación-acción es definida como movimiento social, consecuencia de los significados que emergen de la acción y de la investigación, pero sobre todo de la relación entre ambas; de aquí se desprende su principal característica que estriba en identificar las teorías que utilizan los actores para guiar una acción y asimismo ser capaces de predecir sus consecuencias, siempre teniendo en cuenta que los resultados obtenidos serán utilizados “en” y “para” la acción, en la mayoría de los casos buscando beneficiar con ellos a todos los involucrados y teniendo la clara intención de solucionar o apoyar en la resolución de un problema concreto.
Es importante distinguir que la investigación-acción se proyecta en tres dimensiones: personal, profesional y política. En la dimensión personal el énfasis se hace en el enriquecimiento, autoconocimiento y realización de cada sujeto en la comprensión profunda de las propias prácticas. Es por esto que algunos autores la consideran como un proceso neutral de acumulación de conocimientos a nivel desarrollo profesional práctico. En este caso se une la teoría y la práctica y se convierte en conocimiento y acción. La parte política y social se logra cuando la construcción de la realidad comienza a manifestarse por medio de la acción reflexiva de las personas y las comunidades, evidenciando la importancia del conocimiento experiencial para un adecuado desarrollo como grupo social
Publicado:
2020-01-31
