Fecha: 2014-11-15 12:00 – 01:30
Última modificación: 2014-10-30
Resumen
Una de las formas de violencia que más repercusión está teniendo actualmente sobre las personas en edad escolar es el maltrato entre iguales, que involucra un abuso sitemático de poder en las relaciones interpersonales. En la última década, en México se ha incrementado la toma de consciencia respecto a este problema ante el incremento de manifestaciones conflictivas, violentas y disruptivas en la escuela por parte de los alumnos. El estudio internacional sobre enseñanza y aprendizaje (TALIS, por sus siglas en inglés) revela que México presenta el mayor porcentaje de acoso escolar con un 61.2%, en comparación con la media internacional que corresponde a 34.6%, ocupando el primer lugar en el ranking de los paÃses evaludos. Los casos de hostigamiento escolar que ocurren en México y otros paÃses han estimulado que se realicen diferentes investigaciones para documentar las dimensiones del problema, avanzar en su explicación y buscar medidas preventivas. Sin embargo, si bien es cierto que estos trabajos constituyen un aporte valioso en la caracterización de la violencia en las escuelas, gran parte de este grupo de estudios ha dirigido su atención principalmnte hacia los agresores y las vÃctimas, mientras que se ha prestado poca atención a los alumnos que también están presentes en los actos de intimidación. El bullying es un fenómeno que ocurre en el seno de un grupo de pares, en el que varios alumnos están presentes y a través de su conducta pueden reforzar y fomentar el acoso escolar o disminuir su incidencia. Los aspectos emocionales y morales, asi como los procesoso socils cognitivos, como la autoeficacia social, son fundamentales para comprender el comportamiento d los alumnos involucrados en las dinámicas de bullying. El objetivo de esta investigación fue evaluar y determinar la relación de las emociones morales de culp, pena y empatÃa (cognitiva y afectiva), la desconexión moral y la autoeficcia social con el tipo de rol que asumen los alumnos en el acoso escolar, elcual puede comprender: 1) Pro-bulying, iniciar, mntener y reforzar las situaciones de maltrato, 2) Defender a la vÃctima y, 3) Espectador, mantenerse al margen del acoso. El estudio se realizó con una muestra de 450 estudiantes (216 hombres, 234 mujeres) de 2do. grado de secundaria, de 12 a 14 años, de dos escuelas secundarias públicas localiadas al oriente de la Ciudad de México. La selección de las escuelas correspondió a una muestra no probabilÃstica intencional. Se diseñaron y aplicaron dos cuestionarios previamente sometidos a procesos de validación y confiabilidad, para evaluar las emociones de culpa y pena que reportan ls alumnos en situaciones de bullying. Se tradujeron al castellno y se sometieron a procesos de validez y confiabilización tres cuestionarios para identificar y valorar: a) la conducta que asumen los alumnos en situaciones de acoso escolar, b) el grado de desconexión moral y, c) la autoeficacia social. Se realizó un Análisis discriminante, introduciendo las variables indeendientes juntas, para identificar las caracterÃsicas que distinguen a los alumnos clasifidos en el rol de Pro-bullying, defensor y espectador, asà como para predecir e rol participante o grupo de pertenencia de los estudiantes en el maltrato entre iguales, a partir de sus puntuaciones obtenidas en las variables independientes. Se efectuó un análisis de contingencia para determinar si existen diferencias entre hombres y mujeres en el rol que asumen en el acoso escolar. Para determinar el grado de relación entre la conducta que asumen los alumnos en las situaciones de acoso y el sexo, se utilizó la medidad de asociación V de Cramer. De acuerdo con los resultados obtenidos, se predijo correctamente en el 64% de los casos, el rol participante de los estudiantes en las situaciones de acoso escolar, comparado con el 37% debido al azar. Los alumnos asignados al rol de Pro-bullying presentaron un mayor puntaje en desconexión moral (M = 18.56, DE = 4.452) que los defensores (M =14.43, DE = 4.220) y los espectadores (M = 13.57, DE = 3.224). Del mismo modo, los estudiantes clasificados en el rol de Pro-bullying obtuvieron un puntaje menor en empatÃa afectiva (M = 102.09, DE = 19.825) en relación con los defensores y espectadores. Los defensores presentaron puntajes más altos en empatÃa afectiva (M = 37.43, DE = 3.291) y autoeficacia social (M = 25.72, DE = 3.404) que los espectadores (empatÃa afectiva: M = 33.80, DE = 5.919; autoeficacia social: M = 23.10, DE = 4.209), mietras que stos últimos obtuvieron un puntaje menor en desconexión moral (M = 13.57, DE = 3.224) que los defensores (M = 14.43, DE = 4.440). Los hombres desempeñaron un papel activo en las situaciones de maltrato, siendo nominados por sus pares principalmente en elrol Pro-bullying, en comparación con las mujeres, quienes fueron nominadas más frecuentemente como espectadoras y defensoras. De los resultados encontrados en este estudio se derivan algunas implicaciones. En primer lugar, como la conducta de maltrato entre iguals está, en parte, relacionada con la falta de emociones morales en los agresores (Pro-bullying) para inhibir sus conductas de abuso, resulta relevante considerar el manejo de un amplio rango de emociones morales (e.g. culpa, vergüenza, empatÃa, compasión, indignación, digusto, desprecio) en la práctica educativa de manera sistemática. Otra impliación derivada de los resulados de esta investigación es la necesidad de dotar de habilidades sociales y fortalecer las creencias de autoeficacia de los alumnos que actúan como espectadores, de tal manera que se sientan capaces de intervenir y detener el maltrato, puesto que son factores que contribuyen y apoyan la ejecución de conductas socialmente responsables en contra del acoso escolar. Si bien es cierto que la sensibiliad moral y la respuesta empática son componentes importantes de la educación moral también lo es el hecho de que tienen que acompañarse de la enseñanza de habiliddes sociales a los alumnos, para que puedan intervenir asertivamente en contra de las situaciones de maltrato.
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