La conducta prosocial tiene un papel importante en el desarrollo infantil, ya que tiene una influencia positiva en el clima escolar, suscitando la salud mental desde edades tempranas. Así mismo, la conducta prosocial tiene una función inhibidora ante conductas negativas como la violencia que se genera dentro de las instituciones educativas y las conductas antisociales. El presente estudio tiene como objetivo conocer la eficacia de un programa de intervención que fue adaptado del diseñado por Garaigordobil (1995) dirigido a desarrollar la conducta prosocial a través del juego cooperativo en niños de edad escolar. Es un estudio de enfoque cuantitativo, diseño cuasiexperimental con un alcance correlacional. La muestra para este estudio son 37 niños y niñas pertenecientes a dos grupos experimentales pertenecientes al cuarto grado de una primaria al norponiente de Ciudad Juárez con edades comprendidas entre los 8 y 10 años. Se realizo una preprueba con la Escala de Agresión entre Pares (EAP).  En los resultados preliminares se observa que el grupo 1 no tiene correlación inversa estadísticamente significativa con la conducta prosocial y conductas agresivas, mientras que el grupo 2 tiene una correlación inversa estadísticamente significativa con la intimidación (r= - 0.595; p< 0.0) y la burla (r=- 0.495; p <0.05).