Las prácticas parentales representan factores de riesgo y protección para distintos desenlaces a lo largo de la vida. El rechazo y la falta de calidez por parte de los padres generan emociones negativas que tienden a disminuir la capacidad de los niños para manejar el estrés de manera adecuada (Rohner, Khaleque y Cournoyer, 2005). Por el contrario, el apoyo y calidez en la infancia temprana se han asociado con efectos positivos en el desarrollo neurológico (Whittle et al., 2014). El propósito fue probar la estructura de cinco factores de la Escala de Prácticas Parentales para niños (EPP-N) versión multimedia y compararla con tres modelos alternativos, analizar la relación entre las prácticas parentales positivas, las prácticas negativas, el afecto positivo y negativo. Participaron 211 niños, 101 niñas y 110 niños, entre 5 y 8 años (media 6.14 años). Se aplicó la EPP-N versión multimedia y la Escala de Afecto Positivo y Negativo para niños versión corta. Se realizó un análisis factorial confirmatorio y se empleó el coeficiente de Spearman para analizar la relación entre las variables. El modelo de cinco factores independientes mostró un ajuste deficiente y los demás modelos se encontraron en valores ideales. Las prácticas parentales positivas se relacionaron de manera inversa con las prácticas parentales negativas. Las prácticas positivas, mostraron una relación directa con el afecto positivo e inversa con el afecto negativo. Por su parte, las prácticas negativas se asociaron de manera directa con el afecto negativo. El hecho de que se identifiquen ciertas prácticas parentales asociadas a una mayor experimentación de afecto negativo y a una menor experimentación de afecto positivo, se debe considerar en el diseño e implementación de programas dirigidos a la prevención e intervención de psicopatología infantil (Frankel, Hughes, O’Connor, Power, Fisher y Hazen, 2012; Richaud, Mesurado, Samper-García, Llorca, Lemos y Tur, 2013).