Los jóvenes son vulnerables de ser receptores y perpetuadores de la violencia; ya que se enmarca la dinámica de violencia desde una perspectiva estructural, cultural y simbólica lo que favorece que el ciclo de violencia se produzca y reproduzca cotidianamente. El objetivo es conocer la percepción, experiencias y expresiones de los jóvenes sobre la desigualdad y exclusión social en el registro educativo, laboral y relacional, para identificar prácticas que contribuyen a la producción, reproducción y significación de estos fenómenos. Así, con un análisis de condensación del significado y categorial de 10 entrevistas a varones de entre 18 y 24 años de edad, integrados y no integrados. Se encontró que la acumulación de desventajas acentúa la problemática de desigualdad y exclusión social, pero no sólo en un sentido económico sino también que afecta sus relaciones interpersonales y las áreas donde puede interactuar: familia, escuela y empleo. En ambos grupos se tuvieron recursos materiales y sociales precarios, pero estuvo más acentuado en el caso de los jóvenes no integrados ya que vivían en situaciones de precariedad, empleo informal y en algunos casos dentro del narcomenudeo. Para el otro grupo, las dificultades y desventajas sociales también estuvieron presentes pero sus redes sociales y vínculos primarios resultaron más sólidos para poder ingresar a un nivel de educación superior o un trabajo formal. Asimismo, los procesos de exclusión en las dinámicas de interacción se pueden categorizar como voluntaria y no voluntaria, ya que algunos jóvenes se autoexcluyeron al no compartir valores, preferencias y actividades. En conclusión, la desigualdad y la exclusión social vista desde un carácter relacional nos ayuda a  comprender la perpetuación de la violencia estructural y sus múltiples manifestaciones culturales y simbólicas en la juventud. Además que desde un carácter comprensivo formular nuevos modelos para explicar los fenómenos.