La preparatoria es hoy en día un espacio importante de vivencias y experiencias juveniles, sin embargo para muchos jóvenes estas experiencias estudiantiles suelen estar marcadas por el rechazo, el estigma hacia sus diferencias y por la violencia. Su principal consecuencia, es que convierte a la escuela en un “no-lugar”, donde sus miembros se sienten ajenos, inseguros, debilitándose el sentido de pertenencia y el proceso de socialización. Aunado a esto, la violencia y sus manifestaciones en las escuelas, se ha ido complejizando. El crimen organizado y la declaración de la guerra contra las drogas en 2007, han contribuido a configurar un nuevo escenario de violencias y de estrategias para mantener la disciplina y el orden en las escuelas.A partir de este escenario, se plantea el objetivo de conocer desde la experiencia de los sujetos, los modos en que jóvenes estudiantes, profesores y directivos de un bachillerato rural en el Estado de San Luis Potosí padecen, persisten, resisten, evaden e incorporan a su cotidianidad la violencia asociada al narcotráfico. Para la construcción de los datos empíricos, se ha seleccionado enfoque biográfico, por su doble potencial en el trabajo con violencia, a saber, la posibilidad de compartir y representar el dolor por medio del lenguaje, y por sus efectos auto-formativos mediante la reapropiación de lo vivido, en suma, la narrativa permite transitar de un dolor a un saber. El trabajo de campo contempla la implementación de un dispositivo metodológico que durará seis meses, el cual implica una inmersión continua en el escenario escolar y contemplará la utilización de procesos artísticos como mediadores para hablar de sí y de su visión del mundo con las y los participantes.