Se ha propuesto que los rasgos de personalidad pueden ser factores de protección o riesgo en el desarrollo de la obesidad, siendo la impulsividad uno de los rasgos más relacionadas con esta enfermedad. Así, se ha sugerido que las personas con más impulsividad responden más ante estímulos relacionados con la comida, lo que resultaría en obesidad. Sin embargo, los experimentos realizados para probar la diferencia de los niveles de impulsividad entre personas con y sin obesidad, se han realizado empleando dinero hipotético como recompensa. Así, el objetivo del estudio, fue evaluar los niveles de impulsividad entre personas con y sin obesidad usando comida y bebida como recompensas hipotéticas. La hipótesis es que conforme aumente el peso, IMC o porcentaje de grasa de las personas, mayor impulsividad mostrarán ante estímulos relacionadas con comida y bebidas. Participaron 30 personas de entre 18 y 47 años. Se obtuvieron el peso, IMC y porcentaje de grasa de cada participante. Además, se aplicó una tarea de descuento temporal por computadora para evaluar los niveles de impulsividad. Se realizaron correlaciones entre los niveles de impulsividad y las distintas medidas antropomórficas. Se encontraron relaciones negativas entre el peso, IMC, porcentaje de grasa, y los niveles de impulsividad ante recompensas de comida poco saludable y refrescos, mientras que esta relación fue positiva para comida más saludable. Los resultados sugieren que conforme aumenta el peso, IMC y porcentaje de grasa, las personas muestran mayor impulsividad ante comida poco saludable y refresco, mientras que entre mayor sean estas medidas antropomórficas, las personas muestran más autocontrol ante comida más saludable. Así, se concluye que la impulsividad de las personas, relacionada con los alimentos y bebidas, podría ser un factor importante en el desarrollo de la obesidad, pero también una variable a modificar para el tratamiento de esta enfermedad.