Limitar la formación académica del alumnado en general y con aptitudes sobresalientes, específicamente al desarrollo intelectual, es uno de los principales errores del sistema educativo, pues pueden presentar habilidades con gran potencial en otras áreas de su vida; una de ellas es la socioemocional que, de acuerdo con autores como Akca (2010) y Buen Rostro-Guerrero et al. (2012), ha sido mayormente descuidada. Lo anterior resulta aún más relevante al considerarse que actualmente se vive un estado extraordinario a causa de la pandemia por Covid-19, mismo que ha cambiado significativamente las necesidades de apoyo y debería redefinir el sentido y prioridades de la educación de cara a la nueva normalidad (SEP, 2021). Así, el objetivo del trabajo es favorecer la competencia social de estudiantes con y sin aptitudes sobresalientes. La investigación cuenta con un enfoque mixto que permite recopilar, analizar y vincular herramientas cuantitativas y cualitativas (Creswell, 2012). El diseño es pre-experimental (Campbell y Stanley, 1995) con un solo grupo, con mediciones pre y post intervención. Se utilizó un muestreo por conveniencia que resultó en la elección de un grupo de segundo grado de secundaria en la alcaldía Iztapalapa integrado por 36 estudiantes, de los cuales siete fueron identificados con aptitudes sobresalientes a partir de autonominación y nominación de profesores y familiares. A todos los participantes se les aplicó un cuestionario diagnostico para definir sus principales áreas de oportunidad en cuanto a competencia social, lo que resultó en el diseño de un programa compuesto por 22 sesiones divididas en tres bloques temáticos: integración, compartir emociones y asertividad, así como evaluaciones de tipo formativo y sumativo. Al finalizar el programa se espera que los y las participantes mejoren sus habilidades para escuchar, expresarse adecuadamente y aumenten sus estrategias para la resolución asertiva de problemas.