El Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) tiene una prevalencia de 3.5% en Estado Unidos. Sumado a lo anterior, el curso de la enfermedad puede iniciar en cualquier edad y los síntomas se observan desde los 3 meses tras el trauma, aunque puede existir un retraso en la aparición (APA, 2014).

De este modo, el caso presentado evalúa una persona con diagnóstico de TEPT que llega referida por el servicio de neurología del CMN 20 de Noviembre, debido a quejas mnésicas subjetivas y alteraciones en la orientación (Jak et al., 2016; Golier et al., 2002).

La evaluación se realizó a una paciente de 56 años, originaria de Colombia y residente de Ciudad de México. De religión católica, lateralidad diestra y 12 años de escolaridad, con bachillerato terminado.

La paciente tuvo alteraciones cognitivas en la atención sostenida y atención focalizada. En cuestión de la memoria, se encontraron déficits en el registro y evocación de información. Asimismo, presentó alteraciones en visopercepción, memoria de trabajo, planeación e inhibición.

Las principales afectaciones anatómicas en pacientes con TEPT son una reducción volumétrica de la corteza prefrontal ventromedial y la corteza prefrontal lateral. Así como, hiperactividad de la amígdala y la ínsula. Los resultados obtenidos en la evaluación son similares a los reportados por la literatura en adultos con TEPT, concordando el perfil de alteraciones cognitivas con excepción de los déficits visoperceptivos. Sin embargo, la investigación neuropsicológica del TEPT aún se encuentra en desarrollo.