La habilidad de los seres humanos para derivar relaciones múltiples entre estímulos no entrenadas a partir de un entrenamiento básico se denomina habilidad relacional. El responder relacionalmente es una operante generalizada, puramente funcional, que permite a un individuo ajustarse a diferentes situaciones de estímulo a través de las pistas contextuales que indican la relación a establecer. Es por ello por lo que esta habilidad se ha relacionado con el concepto de inteligencia. Una de las formas actuales para medir la habilidad relacional en las personas es el Índice de Habilidades Relacionales (RAI; por sus siglas en inglés). El instrumento ha correlacionado consistentemente con medidas de inteligencia estandarizadas como el WAIS, asimismo ha demostrado un poder predictivo al momento de correlacionar con el desempeño académico de estudiantes de secundaria de Irlanda. No obstante, Ruiz et al., (2022) demostraron que es necesario modificar el procedimiento. Una de las propuestas consiste en agregar bloques adicionales, aleatorizar la presentación de los bloques y disminuir el tiempo para responder cada ensayo. Por tanto, el objetivo del trabajo es presentar una propuesta de configuración del RAI para medir la habilidad relacional en adultos. Se prevé que las modificaciones al procedimiento puedan facilitar la tarea de discriminar consistentemente entre las personas con altas y bajas habilidades relacionales, incrementar los niveles de dificultad y discriminación de la prueba, aumentar la tasa de ensayos no contestados, así como eliminar cualquier efecto de acarreo por una presentación estandarizada de los bloques, como se reportó en el estudio de Ruiz et al., (2017).