La violencia es un problema de salud pública que afecta a las y los adolescentes. Su impacto se refleja en la salud física y mental, socialización e interacción familiar, propiciando su reproducción en relaciones cercanas. México tiene los primeros lugares en maltrato infantil y embarazo adolescente (Unicef, 2019; INEGI, 2021) y se halla frecuentemente la utilización de la violencia como medio en la crianza; por lo tanto, si los adolescentes han vivido violencia familiar, es probable que la transmitan en su práctica parental. Aquí radica la importancia de romper con estos patrones mediante el conocimiento de la estructura familiar para identificar los que reproducen actualmente en su rol como madres y padres, e intervenir en ellos.

El objetivo es identificar la pauta de patrones violentos de la familia de origen en la práctica parental del adolescente, pues como hipótesis se contempla que los adolescentes violentados perpetúan la violencia que recibieron en casa.

La Estructura familiar, Prácticas parentales y Violencia intrafamiliar se analizarán desde el enfoque cualitativo, mediante el estudio de caso, utilizando un muestreo selectivo de 8 familias que decidan participar; como criterios se estableció que fueran familias del área metropolitana, que reconocieran haber vivido violencia doméstica y que el padre o madre sea adolescente. La recolección de datos se realizará a través de entrevistas semiestructuradas que indaguen los patrones de interacción violentos y la estructura (Montalvo y Soria, 2010) en la familia de origen, y mediante el cuestionario de prácticas parentales (González y Landeros, 2012). Los datos serán transcritos y codificados para efectuar una categorización axial que permita el análisis a profundidad e integración de los hallazgos.

Se espera identificar los elementos estructurales disfuncionales.

La violencia como fenómeno complejo se ejerce desde diferentes esferas, por ello el modelo sistémico estructural permite analizar e identificar las variables de interés.