La desaparición de personas es una de las manifestaciones más ominosas de la violencia en México iniciada a partir de la “Guerra contra el narcotráfico” en el año 2006, contando más de 70 mil personas desaparecidas. La desaparición y sus efectos no pueden ser pensados fuera del contexto social. Hay poca investigación sobre los efectos psicosociales de la desaparición a nivel individual, familiar y social. Comprender a profundidad estos efectos ayudará a plantear programas de intervención, además de las repercusiones a nivel social de la desaparición. Analizar los efectos psicosociales de la desaparición y sus impactos subjetivos en un contexto situado y en una familia con una persona desaparecida oriunda del contexto. El supuesto de la investigación es que no sólo la desaparición tendrá efectos a nivel intrasubjetivo, también el contexto social de violencia, la impunidad, la revictimización y los estigmas alrededor también influirán en el contexto situado y a nivel familiar. Estudio de corte cualitativo. Se busca explicar los procesos subjetivos y las experiencias, analizando la singularidad, así como el contexto social en el que se desarrolla. Se hizo acompañamiento psicosocial a familias en el norte de Veracruz, lo cual permitió recolectar información a través de trabajo etnográfico –observación participante, entrevistas– y una entrevista a profundidad a una familia. A nivel de contexto situado, se analiza la particularidad de la desaparición, consistente en campos de exterminio sin dejar rastro y su significación social: las cocinas. Los impactos de la desaparición conllevan a la fragmentación de vínculos y pactos de silencio a nivel del contexto situado. A nivel familiar, se instauran vivencias traumáticas de difícil elaboración. Se discute sobre los impactos que la desaparición ha dejado en esta zona de México, así como la importancia de los colectivos de familiares de personas desaparecidas para hacer frente a la violencia.