Última modificación: 2020-12-14
Resumen
La conducta antisocial surge derivado de una interacción coercitiva por lo que es relevante retomar un enfoque de intercambio social. El cual, hace referencia a la forma en que la conducta de un individuo contribuye a la dirección y control de los actos de otros individuos. Esto incluye tanto formas de reciprocidad, como de complementariedad, lo que implica una interacción continua ente los efectos de la estimulación funcional, como parte de un proceso dinámico.
El objetivo del presente estudio es evaluar la conducta coercitiva de niños y adolescentes en función de sus interacciones ante conflictos y del grupo etario al que pertenecen.
Participaron padres de niños y adolescentes de tres grupos etarios: 3 a 5 años (n=40), 7 a 9 años (n=25) y 13 a 15 años (n=35). Se evaluó de forma indirecta, a distancia, a niños, adolescentes y padres sobre la interacción padre-hijo. Así mismo se evaluó, a través del reporte de los padres, la conducta de niños y adolescentes y sus prácticas de crianza.
A través de un análisis factorial se encontró un efecto del grupo etario sobre las emisiones, recepciones y conductas sociales presentadas por niños y adolescentes hacia sus cuidadores y/o hermanos. El grupo de adolescentes reportó niveles más bajos de reciprocidad, que los niños preescolares. No se encontró un efecto del grupo etario sobre el reporte de emisiones negativas, recepciones negativas y conductas sociales negativas, así como en las prácticas de crianza y los indicadores de inatención, oposición y agresión.
El desarrollo del niño o adolescente parece no ser una variable que impacte en el reporte de las prácticas de crianza. Las emisiones, recepciones y las conductas sociales parecen disminuir a lo largo del desarrollo, mientras que el asilamiento aumenta. La reciprocidad disminuye a lo largo del desarrollo, especialmente en la adolescencia.