Ante la pandemia de COVID-19 se tomó como medida preventiva el aislamiento social. Este cambio y la incertidumbre han afectado la vida de las personas. Por ello, es importante conocer sus experiencias. En especial, la de los adolescentes, ya que uno de los desafíos de esta etapa es relacionarse con sus pares e insertarse en la sociedad más allá del grupo familiar. Lo que permite ir creando proyectos, deseos propios y una identidad (Tubert, 2000). Se realizó una investigación cualitativa con estudios de caso. Con el objetivo es analizar los efectos del aislamiento social en el desarrollo adolescente. La información se recabó mediante entrevista clínica psicodinámica y observación de 7 mujeres adolescentes de 14 a 18 años, estudiantes de bachillerato de la Ciudad de México. Se realizó un análisis hermenéutico de los resultados. Se encontró que la mayoría seguían las recomendaciones sanitarias, al igual que su familia. Su contacto con amigos, compañeros y profesores disminuyó. En algunos casos los conflictos familiares incrementaron, mientras que en otros se retomó una relación de fusión. Sobre los efectos emocionales refieren sentir preocupación, irritabilidad, tristeza, cambios en los hábitos de sueño y alimentación, y dificultad para concentrarse. Mencionan alteraciones en sus rutinas, extrañar a sus amigos y preocupación por el futuro. En la adolescencia la necesidad de independencia de los padres que permita el desarrollo del Self puede verse obstaculizada por la falta de distancia con los padres, el incremento de conflictos y la ausencia de convivencia con sus pares que permita una separación (Carvajal, 1993). En conclusión, la experiencia varía de acuerdo con las características y recursos personales, la situación contextual previa y durante el confinamiento. Es importante identificar las reacciones, los recursos y redes de apoyo con los que se cuenta, además de favorecer los espacios de convivencia más allá del entorno familiar.