Tabla 1 . Correlaciones negativas entre estrategias de afrontamiento y tipologías de violencia
Las estrategias de afrontamiento ante la violencia en el noviazgo
0 commentsPosted in Artículos | Vol. 1 | Núm. 1 | 2015
Autoras | Guadalupe Lizbeth Pedraza Banderas, Cynthia Zaira Vega Valero |
Temáticas | Noviazgo | estrategias de afrontamiento | violencia | estudiantes universitarios |
Tipo de Contribución | Artículo Empírico |
Referencia | Pedraza, B. G. L. y Vega, V. C. Z. (2015). Las estrategias de afrontamiento ante la violencia en el noviazgo. Revista Digital Internacional de Psicología y Ciencia Social, 1(1), pp. 133-140 |
El propósito del presente trabajo fue investigar si las estrategias de afrontamiento son un factor que se relacione con la presencia de violencia física, psicológica y/o sexual en el noviazgo. Se empleó una batería compuesta por un instrumento que evalúa la violencia y otro referente a estrategias de manejo de conflictos, en una muestra de 130 estudiantes universitarios escolarmente activos e involucrados en un noviazgo. Los resultados muestran que las estrategias de afrontamiento se relacionan con la presencia de violencia en todas las tipologías evaluadas. Los datos obtenidos se pronuncian en el sentido de que la violencia debe abordarse desde el noviazgo y que es necesario realizar investigación que contemple la percepción de ambos miembros de la pareja como unidad de análisis.
The purpose of this was to investigate whether coping strategies are a factor that relates to the presence of dating violence physical, psychological and sexual. A composite instrument for assessing violence and another management strategies conflict in a sample of 130 university student academically actives and involved in a courtship battery college students was used. The results show that coping strategies are related to the presence of violence in all types evaluated. The data obtained are pronounced in the sense that violence should be approached from the courtship and the need to conduct research that addresses the perception of both members of the couple as the unit of analysis.
Las relaciones de pareja han sido analizadas a partir de diferentes variables, el tiempo que ha transcurrido desde su inicio, la diferencia de edad entre los miembros, el nivel económico, la tendencia sexual, la presencia o ausencia de violencia, el tipo de violencia, entre otras (Pedraza, 2013). En particular, la violencia en el noviazgo es una problemática social y de salud, tanto la Secretaría de Seguridad Pública (SSP, 2012) como el Instituto Mexicano de la Juventud (IMJ, 2008) presentaron datos de la Encuesta Nacional de Violencia en las Relaciones de Noviazgo (ENVINOV, 2007), detectándose cifras preocupantes referentes a la existencia de violencia física, psicológica y sexual en el noviazgo: 15% de las parejas entre 15 y 24 años han tenido al menos un incidente de violencia física, 76% de las parejas viven violencia psicológica y el 66.6% de las mujeres las han tratado o las han forzado a tener relaciones sexuales.
Respecto al noviazgo, Corral (2009) menciona que la violencia en este colectivo puede entenderse como los actos físicos, psicológicos y/o sexuales que tienen lugar en el contexto de una relación de pareja sin cohabitación y con carácter transitorio, que puede ser ejercida por uno o ambos miembros; Por su parte King (2009) indica que en dichas relaciones pueden estar incluidas o no la actividad sexual, la percepción de una relación seria y una conexión con el matrimonio, y que pueden ser públicas o privadas, mientras que Casique (2010) hace hincapié en la naturaleza temporal de esas relaciones ya que varias son el cimiento de una relación marital.
Por su parte, Ramírez y Núñez (2010) establecieron que la elección de pareja está relacionada con la historia del varón y de la mujer, en esa historia podría ubicarse la raíz de la presencia de violencia.
Lo anterior acredita porqué la violencia en el noviazgo debe abordarse de manera particular. Los estudios presentan diferentes líneas de investigación: en cuanto a su evolución, Escoto, González, Muñoz y Salomon (2007) muestran que los jóvenes ya no tienen las mismas expectativas con respecto al trato, valores, entre otras cosas; la manera en que funcionan los noviazgos ha dado un gran giro; en México, antes de la encuesta nacional, ya se reconocía que desde edades tempranas (12 años) las mujeres reciben algún tipo de violencia por parte de sus novios (Rivera- Rivera, Allen, Rodríguez-Ortega, Chávez-Ayala & Lazcano-Ponce, 2006).
En cuanto a la percepción del problema de violencia existen contradicciones, por un lado se menciona que la violencia es vista como algo natural o normal por los jóvenes, quienes no reconocen de manera clara un noviazgo violento (Escoto et al.,2007; Ramírez & Núñez, 2010); contrariamente, se dice “…que las jóvenes reprueban en todas sus formas a las actitudes dominantes y violentas; están conscientes de que ellas tienen las riendas de su vida por lo que no admiten roles que los varones han jugado en [otros tiempos]” (Instituto Nacional de las Mujeres [INMUJERES, 2007]).
De manera general se puede decir que la violencia es un problema multifactorial; que en el colectivo del noviazgo involucra a adolescentes y jóvenes principalmente, los cuales suelen ser participantes en estudios interesados en el uso y abuso de sustancias ilegales; factor predilecto relacionado con padecer y/o infligir violencia. Un ejemplo es el estudio realizado por Muñoz-Rivas, Gámez-Guadix, Graña y Fernández (2010) donde se identificó que niveles elevados de consumo de alcohol y drogas ilegales incrementan significativamente la probabilidad de informar agresión física y sexual para ambos sexos.
Sin duda, la violencia en el noviazgo requiere la atención de diversas disciplinas, en opinión de algunos, la psicología tiene pendiente diversos retos al respecto, ejemplos de estos son: generar “…un marco teórico que proponga o no niegue el carácter bidireccional de la violencia… que sea capaz de utilizar y aplicar instrumentos metodológicos sin distinción de sexo” (Rojas-Solís, 2011, p. 265); realizar investigación que incida ante el problema de manera específica, “…generalmente la atención ha sido puesta en la violencia conyugal, ignorando la trayectoria social de hombres y mujeres antes de llegar al matrimonio” (Vázquez & Castro, 2008, p. 716); proponer una definición y clasificación del fenómeno para disminuir las dificultades ante su abordaje y evaluación; que las muestras empleadas sean heterogéneas, por lo general son mujeres únicamente, lo que constituye una área de oportunidad para la inclusión de ambos sexos, o bien, el análisis de la percepción de pareja (Pedraza, 2013), aunque si el interés se centra en el tenor sexual no se considera una limitante, la literatura refiere que el hecho de ser mujer constituye un factor de riesgo para padecerla, debido a que en todo momento se es blanco sexual (Ramos, 2007); existen trabajos insuficientes que analicen los conflictos en el noviazgo como fuente de estrés (Moral de la Rubia & López, 2011; Pedraza, 2013).
En este último sentido se expone un modelo que involucra al estrés como parte importante del afrontamiento, éste fue propuesto y desarrollado por Lazarus y Folkman (1986), en dicho modelo se define al afrontamiento como: “…aquellos esfuerzos cognitivos y conductuales constantemente cambiantes que se desarrollan para manejar las demandas específicas externas y/o internas que son evaluadas como excedentes o desbordantes de los recursos del individuo” (p. 46).
Bajo este marco las estrategias de afrontamiento están divididas en dos: afrontamiento dirigido al problema y dirigido a la emoción. “El primero se refiere a los esfuerzos dirigidos a la fuente de estrés para modificarla y resolver el problema, mientras que en el segundo los esfuerzos están encaminados a regular la respuesta emocional a que el problema da lugar” (Lazarus & Folkman, 1991, p. 172).
Moral de la Rubia y López (2011) se interesaron por el manejo del conflicto en pareja; proponiendo dos estilos, centrado en la relación y no productivo: el primero incluye estrategias dirigidas a la preservación de la relación sentimental; el segundo hace referencia a una actitud de evitación o pasiva ante lo que ocurre en dicha relación. Los autores proponen un modelo explicativo de violencia reactiva desencadenada por un estilo de afrontamiento pasivo, se considera que presentar dicho estilo se debe a un déficit de afrontamiento activo en el ejercicio de la violencia, por lo que recomiendan centrar el trabajo terapéutico en modificar los estilos de afrontamiento. En otro estudio se exploraron las diferencias por género en cuanto al afrontamiento del conflicto y la violencia (ejercida y percibida) en la pareja. Los resultados indican diferencias mínimas tanto en el manejo del conflicto como en la práctica de la violencia (Moral de la Rubia, López, Díaz & Cienfuegos, 2011).
Sumado a lo anterior, estudios realizados por Frydenberg (1997), con muestras de adolescentes, indican que algunas conductas de riesgo como son el consumo de drogas, la promiscuidad sexual, los trastornos de alimentación y la violencia, parecen ser respuestas de jóvenes y adolescentes que carecen de un afrontamiento funcional ante sus preocupaciones o problemas (citada en Solís & Vidal, 2006).
Considerando que la atención del estudio de violencia en parejas se ha centrado en relaciones conyugales más que en relaciones de noviazgo, y que una variable importante para la presencia de ésta es la historia personal que se tenga, nos interesa investigar si las estrategias de afrontamiento son un factor que se relacione con la presencia de violencia física, psicológica y/o sexual en las relaciones de noviazgo.
Participantes
Se contó con la participación voluntaria de 130 universitarios; del total de la muestra, el 55.8% fueron mujeres y el 44.2% hombres, cuyas edades oscilaron entre los 17 y 30 años de edad, teniendo como promedio 19 años (s=1.851). La mayoría de los estudiantes (82.3%) se dedica únicamente a estudiar y el 97.3% están involucrados (as) en una sola relación, el resto (2.7%) tenían establecidas dos.
Instrumentos
Encuesta Nacional de Violencia en las Relaciones de Noviazgo (ENVINOV, 2007).
Este instrumento fue elaborado por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI, 2007), teniendo como objetivos específicos: identificar el contexto, magnitud y factores determinantes de los diferentes tipos de violencia que se presentan en una relación de noviazgo; conocer la percepción de las y los jóvenes respecto de la violencia y de su manejo para la resolución de conflictos; así como cuantificar la prevalencia de la violencia que se presenta entre jóvenes, de 15 a 24 años de edad (Instituto Mexicano de la Juventud, 2007).
De su versión original se retomaron sólo 58 reactivos debido a dos circunstancias: (1) se detectó en algunas áreas problemas después de su aplicación nacional y (2) se empleó sólo la parte que corresponde a indicadores de violencia física, psicológica y sexual del mismo modo que lo hizo Casique (2010), es decir, 9 actos de violencia física, 11 de psicológica y 7 de sexual, en esta última tipología, se propusieron dos reactivos adicionales: (1) “ha tratado de obligarte a tener relaciones sexuales” y (2) “te ha obligado a tener relaciones sexuales”; las opciones de respuesta estaban diseñadas en un escala tipo likert de 1 nunca a 5 siempre. De este modo se obtuvo en este estudio una alfa de Cronbach (α=.904), teniendo cada ítem una correlación superior al .27.
Escala de estrategias de manejo de conflictos de 34 ítems (EEMC-34)
La escala fue elaborada por Arnoldo (2001), en un inicio constaba de 79 ítems, posteriormente se hizo la versión breve de 34 ítems, que es la empleada en el presente trabajo.
Dicha escala tiene por objetivo medir el afrontamiento en las relaciones de pareja mediante 34 ítems; por ejemplo, “discuto el problema hasta llegar a una solución”, “terminó cediendo sin importar quién se equivocó”; lo anterior con base en una escala tipo likert con opciones de respuesta donde 1 es nunca y 5 siempre.
En este caso, se tomó la decisión de descartar 8 reactivos, debido a que obtuvieron alfas negativas y/o menores a .20; se obtuvo un coeficiente alfa de α=.870 y correlaciones mayores a .20 para los ítems.
Procedimiento
Con anticipación se solicitó a profesores de diversas carreras su apoyo para la aplicación de la encuesta en alguna de sus clases, quienes accedieron, nos dieron una fecha y hora para poder hacerlo. Ante el grupo se les invitó a participar, anticipando que nos era necesario que cumplieran con dos requisitos: encontrarse en al menos una relación de noviazgo y ser estudiantes activos de la FESI. Aquellos que manifestaron aceptar participar en la investigación así como encontrarse en esas situaciones les fue entregada la batería; posteriormente se les dieron instrucciones sobre el llenado de ésta, dejando la posibilidad de plantear dudas, este proceso tardó 35 minutos aproximadamente. Así mismo se les garantizó la confidencialidad de la información y se externó que su uso era para fines estadísticos. Una vez contestada la batería, se conformó una base de datos que nos permitió realizar los análisis mediante el paquete estadístico SPSS versión 20.
Al analizar las respuestas registradas por los estudiantes universitarios se observó que el 16.8% ha padecido violencia física; con ese mismo porcentaje otros han sufrido violencia física y psicología de manera conjunta; el 17.7% sólo psicológica; el 5.3% todas las expresiones; el 3.5% sexual y psicológica; 1.8% sexual y física; un sólo caso refiere únicamente violencia sexual, mientras que el 37.2% no ha padecido ninguna manifestación de violencia, todo lo anterior ha tenido lugar en su actual relación.
En el tenor del manejo del conflicto en su relación de noviazgo, los datos indican que el 86.7% de los participantes han experimentado por lo menos una situación de dicha índole en su actual relación, siendo los tres motivos principales: los celos, no cumplir acuerdos y sin razón aparente. Al respecto se identificaron 12 estrategias de afrontamiento que utilizan ante la circunstancia mencionada, las cuales se exponen a continuación acorde a su porcentaje de empleo.
Todos los participantes manifestaron que ante el conflicto hablan con su pareja; 98.2% procuran ser prudentes y expresan las cosas abiertamente; 97.3% dan una explicación de lo sucedido; 96.5% aceptan sus errores y reflexionan sobre los motivos de cada uno; 92% tratan de darle tiempo a su novio(a); el 91.1% piden que entre ambos lleguen a una solución, son cariñosos y buscan las causas de las discusiones; 85% acepta su culpabilidad y finalmente el 82.3% aceptan que son ellos(as) quienes están mal y acarician a su novio(a).
Relación entre estrategias de manejo del conflicto y violencia
Se realizó una correlación de Pearson para identificar la posible relación entre la presencia de violencia y el uso de estrategias de manejo del conflicto, se identificaron correlaciones negativas, bajas y significativas, las cuales se muestran en la tabla 1 e indican que en la medida que tales estrategias son empleadas, algún tipo de violencia disminuye.
Asimismo se identificaron correlaciones positivas, bajas y significativas entre las estrategias de afrontamiento y violencia física, éstas son: aceptar que se está mal (r=.224; gl=113; p<0.05); el acariciar a la pareja (r=.231; gl=113; p<0.05) y asumir su culpabilidad (aceptar que tuvo la culpa) (r=.206; gl=113; p<0.05), esta última también se relaciona con la violencia de tipo sexual (r=.192; gl=113; p<0.05). En todos los casos puede pensarse que mientras se emplea alguna de estas estrategias la violencia física o sexual tenderá a aumentar.
Los datos obtenidos en el presente estudio permitieron cumplir el objetivo planteado: Existe evidencia de violencia en las relaciones de noviazgo (Rivera-Rivera, et al., 2006; Instituto Mexicano de la Juventud, 2007; Corral, 2009). Con este trabajo se aporta a ese rubro el reporte de los participantes sobre la presencia de violencia física, psicológica y sexual en distintas combinaciones, se coincide con los datos reportados a nivel nacional, particularmente con la violencia psicológica (Instituto Mexicano de la Juventud, 2007).
Las razones que expresan los participantes para la presencia del conflicto se deben a celos, no cumplir acuerdos y sin razón aparente. Las estrategias de afrontamiento son: hablar con la pareja, ser prudentes, aceptación de errores, generar soluciones entre ambos, etc., son consideradas por Lazarus y Folkman (1991) como dirigidas a la acción, es decir, buscan resolver el problema; mientras que aceptar que se está mal, acariciar a la pareja y asumir la culpabilidad son esfuerzos encaminados a regular la respuesta emocional, por lo tanto, representan al estilo centrado en la emoción. En este estudio se reafirma que el estilo centrado en la acción contrae beneficios para el individuo (su empleo se asocia negativamente con la violencia) y que el segundo se comporta de manera contraria.
Las mismas estrategias, en el estudio de Moral de la Rubia y López (2012) se ubican tanto en el estilo centrado en la relación como en el pasivo, lo cual teóricamente ha sido considerado “…tanto el afrontamiento dirigido al problema como el dirigido a la emoción pueden interferirse entre sí en el proceso de afrontamiento, facilitando o impidiendo cada uno la aparición del otro” (Lazarus & Folkman, 1991, p.176).
A groso modo se puede decir que la mayoría de los participantes tienden a preservar la relación, pero también regulan las respuestas que el conflicto desencadena, siendo la violencia un recurso.
En este sentido es pertinente mencionar el problema que representa la violencia en las relaciones de noviazgo, se mencionó anteriormente que su estudio ha sido preferentemente en relaciones conyugales, los datos de este trabajo se pronuncian en el sentido de que ésta comienza desde el noviazgo. En relación a esto los psicólogos clínicos, independientemente de la aproximación teórica-metodológica, cuentan con un campo de trabajo en el cual no sólo hay que intervenir terapéuticamente, sino que también se requiere investigar lo que da origen a la violencia en una relación en la que todavía no se comparte una vida en común, lo cual puede resultar peligroso en el futuro para los miembros de la pareja.
El fenómeno de la violencia ha sido investigado desde diferentes perspectivas, las explicaciones para su presencia son multifactoriales, en este trabajo se consideró identificar si la manera en que nos comportamos y las estrategias de afrontamiento que empleamos ante un conflicto se relacionan con algún tipo de violencia, aunque se encontraron relaciones entre estas variables, se considera como limitante el contar sólo con la percepción de uno de los miembros de la pareja, por lo que se sugiere efectuar trabajos con la visión de ambos miembros. Por último cabe mencionar que los instrumentos empleados pueden ser mejorados en sus características métricas, esto es, en su consistencia y validez de los mismos.
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Cómo citar:APA6 | Pedraza, G. & Vega, C. (2015). Las estrategias de afrontamiento ante la violencia en el noviazgo. Revista Digital Internacional de Psicología y Ciencia Social, 15(1), pp. |
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