Traducción: Conducción de la vida cotidiana. Implicaciones para la Psicología Crítica
Traducción por: | Bernardo Ángel Delabra-Ríos |
Autor: | Olé Dreier |
Datos del Autor: | Professor of Personality Psychology. Center for Health and Society, Department of Psychology, Øster Farimagsgade 2A, 1353 Copenhagen K, Denmark, Tel: +45 35324834, E-mail: ole.dreier@psy.ku.dk |
Introducción
El concepto de conducción de la vida cotidiana fue introducido en la sociología hace alrededor de 100 años por Weber (1952, 1978) y retomado nuevamente hace aproximadamente 20 años por un grupo interdisciplinario de investigación conformado en su mayoría por sociólogos (Jurczyk & Rerrich, 1995; Jurczyk et al., 2015, cap. 2 en este volumen). Pero el concepto de conducción de la vida cotidiana también tiene un potencial importante para la psicología. Sobre todo, es una herramienta poderosa para capturar la subjetividad humana desde el punto de vista de dónde y cómo viven los sujetos sus vidas cotidianas en estructuras de práctica social. Tal enfoque puede transformar a la psicología en una verdadera ciencia concreta del sujeto que capture los fenómenos psicológicos basándose en las funciones y cualidades que éstos obtienen en y a través de la vida cotidiana de los propios sujetos. Además, el concepto de conducción de la vida cotidiana es una poderosa herramienta para la psicología crítica. La crítica adquiere una fundamentación más firme y concreta cuando se expresa desde el punto de vista de la conducción de la vida cotidiana de los sujetos. Tal enfoque introduce nuevas perspectivas críticas en la disciplina de la psicología, en sus teorías y prácticas y en los arreglos sociales de los ámbitos en los que se viven las vidas cotidianas y sus impactos en el bienestar, el funcionamiento y los problemas de los sujetos. Por lo tanto, ofrece nuevas perspectivas a los sujetos para que reflexionen críticamente en torno a su práctica y guíen su conducción.
Holzkamp (2013, 2015, cap. 3 en este volumen) introdujo el concepto de conducción de la vida cotidiana en el marco teórico de la psicología crítica, el cual también es el trasfondo de mi trabajo. En este capítulo me ocupo de cómo el concepto de conducción de la vida cotidiana se integra a la psicología crítica y es usado para desarrollar este marco conceptual. Primero, presento las razones principales para introducir el concepto en la psicología crítica. Luego entro en dimensiones importantes del concepto y los retos sobresalientes que plantea a la psicología crítica –y a la psicología en general. Mientras hago esto, el concepto de conducción de la vida cotidiana también es desarrollado a fin de ampliar su potencial de contribución al propio desarrollo del marco teórico de la psicología crítica. Puesto que el tema es inmenso, debo seleccionar algunas dimensiones y retos, pero dejar de lado otros. Los criterios que guían estas selecciones se calararán en el camino. El capítulo es una revisión general, no una revisión completa, centrada en las dimensiones y retos que han emergido en mi trabajo y comparadas estrechamente con el trabajo de otros en el que también he estado involucrado.
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Introduciendo el Concepto de Conducción de la Vida Cotidiana en la Psicología Crítica
La psicología crítica (Holzkamp, 1983; Schraube & Osterkamp, 2013) teoriza a los seres humanos como seres sociales viviendo en sociedades, participando en la re-producción y el cambio de sus condiciones sociales de vida. Argumenta que la psicología debe estudiar a los seres humanos desde el punto de vista y perspectiva de los sujetos individuales en su situación inmediata dentro de una estructura social general. El sujeto individual encuentra y experimenta las posibilidades y restricciones del mundo social en su perspectiva de primera persona en la situación en la que está localizada. Sus razones de actuar de una manera u otra también están dadas en su perspectiva de primera persona en relación a su situación, al igual que sus estados mentales, observaciones, pensamientos, recuerdos, emociones y motivaciones. Esto es así cuando la persona busca comprender la mediación socio-estructural de sus posibilidades y conflictos en su situación inmediata, así como cuando meramente se orienta a sí misma por sus actuaciones inmediatas dentro de ésta. De acuerdo con la psicología crítica, debemos comprender el funcionamiento psicológico de las personas en la perspectiva de primera persona de sujetos situados cuyos procesos psicológicos sirven como recursos para lidiar con sus situaciones. La psicología debe ser planteada como una ciencia del sujeto desde el punto de vista y la perspectiva del propio sujeto.
La subjetividad humana se vuelve más tangible y comprensible al estudiar cómo es que los sujetos funcionan y se desarrollan involucrándose en el mundo en el que viven. La psicología se vuelve más rica y mundana al considerar a profundidad y ampliamente lo que significa y se necesita para vivir en el mundo. Entonces, nuestro entendimiento de la subjetividad y del mundo es ampliado conjuntamente, como un nexo. Por contraste, la corriente principal de la psicología tiende a ver al mundo y la psique como entidades separadas. Es muy entusiasta colocando el mundo dentro de la cabeza –como representación y como el objeto de mecanismos internos- tendiendo a ignorar el hecho de que la cabeza está en el cuerpo en el mundo con otros, en actividad situada. Pero es extraño imaginar que alcanzamos una psicología más rica reduciendo, o abstrayendo de, la significancia del mundo en el que están los sujetos para su funcionamiento psicológico.
La psicología crítica era ya una aproximación teórica de muy amplio alcance antes de que el concepto de conducción de la vida cotidiana fuera introducido en ella. Pero tuvo que ser ampliada. Se volvió claro que el concepto de situación es demasiado abstracto –pseudo- concreto, más bien- para proporcionar un sustento lo suficientemente sólido y concreto para una aproximación mundana a la subjetividad. Después de todo, los sujetos no están meramente localizados en una situación. Su situación inmediata es una parte particular de su vida cotidiana en curso. El significado subjetivo de una situación y cómo un sujeto se involucra en ella, depende de qué parte forma de su vida cotidiana en curso. Debemos por lo tanto captar cómo un sujeto vive su vida cotidiana y captar a una situación como perteneciente a ésta. El sustento de la formación de la subjetividad y la experiencia es la vida cotidiana de la persona y no una situación. Esta idea expande nuestra mirada analítica de una situación inmediata a una vida cotidiana que está en curso día a día de una manera particular, subjetiva y socialmente sustentada y organizada. Además, la vida cotidiana contiene muchas situaciones diferentes en diferentes lugares y esferas de actividad. Así que no es adecuado analizar la situación de un sujeto en lo singular en términos generales. Las situaciones deben ser captadas en lo plural como diferentes a través de los diversos contextos de la vida cotidiana de un sujeto.
Estas ideas son centrales en el concepto de conducción de la vida cotidiana. Pero cuando relacionamos este concepto con la disciplina de la psicología, debemos tener en cuenta que la psicología simplemente no tiene la intención de estudiar la vida cotidiana –o el estilo de vida- de una cultura o población. Cómo conducen su vida cotidiana las personas se encuentra más cerca de los problemas centrales de la subjetividad en los cuales lo que se necesita para vivir en una manera particular debe ser de interés primario.
Podemos ver ahora porqué el concepto de conducción de la vida cotidiana debe ser añadido al marco teórico de la psicología crítica. Este lleva a nuestros análisis más cerca de lo que significa y lo que se necesita para ser un sujeto viviendo en una sociedad. Adquirimos una comprensión más rica y adecuada de las personas como seres sociales analizando cómo conducen sus vidas cotidianas. Esto también nos permite indagar cómo las habilidades, experiencias, razones, entendimientos, preocupaciones, etc., de las personas están asociadas con la conducción de su vida y afectadas por ella, además de cómo las fuerzas socio-estructurales afectan su propia conducción de vida.
La inclusión del concepto de conducción de la vida cotidiana plantea retos al desarrollo del marco de la psicología crítica. Como algunos retos previos, éstos surgen de la aspiración de superar los reduccionismos en el análisis de la subjetividad. El concepto de conducción de la vida cotidiana está construido dentro de un marco teórico existente con el fin de desarrollarlo aún más. Como ya veremos, el significado del concepto depende de su estatus en relación con otros conceptos en este marco. Por lo tanto, en el proceso de desarrollo del mismo marco el concepto debe ser expandido y modificado.
Cuando Holzkamp introdujo el concepto en la psicología crítica, inspirado por Jurczyk y Rerrich (1995), destacó las siguientes características: Primero, en nuestras sociedades la vida cotidiana se extiende a través de varias y diversas esferas sociales de vida –como la familia, el trabajo y la escuela- las cuales plantean diferentes demandas y exigen diferentes habilidades y actividades. Segundo, por consiguiente, las personas deben coordinar sus diversas actividades, tareas y relaciones con sus diversos co-partícipes a través de diferentes lugares y tiempos. Tercero, ellos deben tratar de integrar la búsqueda de estas diversas demandas y compromisos en una conducción de la vida cotidiana coherente. Cuarto, al hacer esto, ellos deben tratar de gestionar lo que es necesario e importante para lograrlo. Quinto, establecer rutinas los ayuda a conseguir esto. Sexto, deben desarrollar una auto-comprensión guiando su conducción de vida. Séptimo, conducir una vida cotidiana es un logro que puede tener éxito o fracasar de varias maneras. Y, octavo, hay importantes diferencias sociales y desigualdades en cómo las personas pueden lograrlo.
Esta breve revisión de las dimensiones clave del concepto de conducción de la vida cotidiana sirve como trasfondo para lo que se abordará más adelante. Sin embargo, estas dimensiones sólo serán retomadas en la medida en que sean elaboradas, revisadas y lleven a nuevos retos en mi propio trabajo sobre la conducción de la vida cotidiana en relación con tópicos como la personalidad, psicoterapia, intervención, vida familiar, desarrollo y aprendizaje.
De acuerdo con el concepto de conducción de la vida cotidiana, primero explico detalladamente las implicaciones del arreglo social de la vida cotidiana para la investigación sobre las personas desde la psicología crítica. Luego, retomo cuestiones acerca de la auto-comprensión que pueden después ser sustentadas y discutidas en relación a la conducción de la vida cotidiana de las personas en arreglos estructurales de la práctica social cotidiana. Después vuelvo sobre cuestiones acerca de las relaciones entre las estructuras sociales totales y las personas conduciendo su vida en estructuras de la práctica social cotidiana, vistas desde el punto de vista y la perspectiva de estas personas en su propia conducción de la vida cotidiana. Finalmente, caracterizo brevemente el estado actual de la investigación sobre la conducción de la vida cotidiana desde la psicología crítica y menciono algunos desafíos que ahora estamos enfrentando.
La Estructuración Social de la Vida Cotidiana
En nuestras sociedades, la vida cotidiana está arreglada de tal manera que sus miembros, en el curso de su día y noche, ordinariamente toman parte en varias prácticas sociales moviéndose en y a través de los contextos donde estas prácticas tienen lugar. Las prácticas de la familia, el trabajo, la escuela, las actividades de ocio, el sueño, etc., tienen lugar en diferentes contextos y durante diferentes periodos de tiempo en el día y la noche. La secuencia básica de los movimientos diarios de las personas a través de los lugares es, en consecuencia, socialmente arreglada y este ordenamiento social le da a la vida cotidiana una medida rudimentaria de ordinariedad. Sobre la base de lo mismo, las personas establecen y conducen una vida cotidiana ordinaria que también sostiene grados de variación debido a que participan en algunas prácticas/contextos sociales diariamente, pero en otros solo regularmente, ocasionalmente, durante un periodo particular de tiempo o sólo una vez.
Cuando las personas se mueven hacia otros contextos, entran en otras prácticas. Toman parte en los arreglos y relaciones de esas otras prácticas, ocupan otras posiciones y encuentran otros co-partícipes, demandas, responsabilidades y posibilidades para lo que pueden hacer. De esta manera participan de otras maneras, que requieren otras habilidades y están basadas en y dan lugar a otras experiencias subjetivas, preocupaciones y razones. Esto es evidente cuando las personas dejan el hogar y entran en el trabajo, la escuela, etc. Este funcionamiento contextual de las personas introduce múltiples facetas y complejidad en la personalidad humana, lo cual usualmente es pasado por alto en la investigación psicológica (Dreier, 2008a, 2009, 2011b, 2015a).
Por otra parte, las prácticas sociales en diferentes contextos están vinculadas en una estructura social de las prácticas. Vínculos particulares están estructuralmente arreglados entre las prácticas sociales en contextos particulares. Sus propósitos se superponen o deben ser perseguidos a través de varios contextos. Relaciones particulares de poder existen y son ejercidas entre ellos. Ciertos arreglos especifican quien tiene qué acceso a ellos y a través de ellos. Y personas participando en prácticas sociales vinculadas desarrollan preocupaciones superpuestas y razones para participar en cada una de ellas. Como resultado, lo que sucede en un contexto afecta e interfiere en las prácticas de otros contextos.
Las prácticas sociales de experticia están típicamente arregladas de esta manera. Hay que tomar, por ejemplo, la práctica de la escuela en relación con la familia. Contra el trasfondo de lo que sucede en la escuela y en la persecución de las preocupaciones de la escuela, los profesores y otros expertos asociados con la propia escuela afectan, y pueden interferir en, las vidas de las familias en forma directa e indirecta. Al hacerlo, ellos consideran cómo lograr un impacto tal en las vidas de las familias de niños en edad escolar, o de niños particulares, de modo que estos niños se porten bien en la escuela y superen varias dificultades y problemas relacionados con la propia escuela. Igualmente, los padres consideran sus opciones en cuanto al cuidado indirecto para sus niños en la escuela, esto es, cómo pueden contribuir desde el hogar al aprendizaje, el desarrollo y la superación de los problemas de sus niños en la escuela. También consideran cómo cuidar de sus hijos involucrándose directamente en aspectos de la práctica escolar. Además, tienen cuidado de evitar interferencias no deseadas de la escuela en la vida de sus niños y su familia. Los niños, por su parte, deben encontrar cómo portarse bien y vivir bien en cada contexto, y cómo balancear las diversas demandas para su participación en cada contexto en la conducción de su vida cotidiana. Así, estos vínculos y preocupaciones afectan diferencialmente la conducción de la vida de los miembros individuales de las familias, así como la forma en que ellos, juntos, conducen su vida familiar común. Estos vínculos también afectan la manera en que los profesores y otros expertos asociados con la escuela conducen su trabajo. De hecho, cada una de las partes en esta persecución de preocupaciones a través de contextos es afectada de modo diferente. Ellos toman parte de la práctica escolar y la práctica familiar y usan los vínculos entre ambas de formas diferentes, desarrollando diferentes preocupaciones situadas y son atrapados en diferentes conflictos (Dreier, 2008a, 2011c; Højholt, 2015, cap. 7 en este volumen).
Muchas prácticas sociales están arregladas de manera que deben ser perseguidas a través de varios contextos diversos. Así, las prácticas sociales de educación implican persecuciones de aprendizaje a través de una variedad de contextos (Dreier, 2008b) como se ha visto, por ejemplo, en los estudios sobre educación en academias de música realizados por Nielsen (1999) y Dahlberg (2013). Igualmente, los cursos de entrenamiento suplementarios tienen la intención de influir en las prácticas de trabajo cotidianas (Jurow y Pierce, 2011) y las sesiones de terapia tienen el propósito de influir en problemas particulares en la vida cotidiana (Dreier, 2000, 2008a, 2011a). Al entrar en estas prácticas sociales, las personas deben encontrar la manera de perseguir sus preocupaciones en los cursos de entrenamiento o las sesiones de terapia y en los diversos contextos sociales en los que se involucran diariamente de manera que aprovechen las posibilidades particulares de hacer lo que estos diversos contextos les ofrecen. Para conseguir esto, deben de participar en formas particulares y situadas en estos diversos contextos. Al mismo tiempo, sus diversas persecuciones situadas deben ser consistentes de manera tal que puedan alcanzar sus resultados deseados y evitar resultados indeseados. Además, deben integrar lo que vienen a querer hacer diferencialmente en su conducción de la vida cotidiana ordinaria en y a través de su hogar, trabajo, escuela, etc., con diversos co-partícipes, arreglos, demandas, posiciones, posibilidades y preocupaciones. Esto frecuentemente involucra cambios en su conducción de la vida cotidiana.
Los contextos de los cursos de entrenamiento, sesiones de terapia y demás se vuelven partes temporales y particulares de la vida cotidiana que las personas conducen a la vez con los contextos de más largo plazo de sus familias, prácticas laborales, escuelas, etc., en los cuales estas prácticas expertas están destinadas a operar. Pero mucho más importa y debe conseguirse en la compleja vida cotidiana de las personas que las persecuciones asociadas con su participación temporal en, por ejemplo, las sesiones de terapia. Con el propósito de ser sostenidas, estas persecuciones deben, por lo tanto, llevarse a cabo de entre muchas otras cosas que siguen adelante y suceden en el camino. Y las personas deben frecuentemente cambiar su conducción de la vida cotidiana para ser capaces de llevar a cabo estas persecuciones y sostenerlas en el futuro.
Personas como Participantes
Los argumentos anteriores subrayan que las personas individuales viven tomando parte en las prácticas sociales –no sólo por sus propios esfuerzos. Las personas, literalmente, son participantes en las prácticas sociales. Debemos reconocer este hecho de la vida en términos teóricos conceptualizando a las personas como participantes en las prácticas sociales. Este carácter fundamental, social, del ser persona puede verse en las maneras parciales y particulares en las que las personas toman parte en las prácticas sociales. Las personas viven seleccionando y realizando algunos de los incontables aspectos y relaciones de las prácticas sociales mientras dejan a un lado y evitan muchos otros. En otras palabras, el carácter participativo del ser persona no sólo se refiere a cómo los sujetos se relacionan con otros sujetos e intercambian o negocian perspectivas sobre las prácticas de cada uno y sus prácticas conjuntas. También se refiere a cómo las personas conducen su vida cotidiana en relación a prácticas sociales particulares con propósitos, arreglos, tecnologías, posiciones y alcances particulares para la participación. Teorizar a las personas como participantes es un componente necesario de una psicología crítica de las personas y su conducción de la vida cotidiana (Dreier, 2008a). Lo anterior permea este capítulo y debe ser señalado antes de que continuemos con la argumentación.
Rutinas
El concepto de participación nos permite captar cómo las personas pueden vivir en prácticas sociales que son mucho más comprehensivas de lo que cualquier persona puede manejar por sí sola. Aun así, la vida cotidiana de las personas como participantes es muy compleja, rica y llena de restricciones. Las personas deben, por lo tanto, establecer rutinas en la conducción de sus vidas cotidianas para dejar suficiente espacio para perseguir sus principales preocupaciones personales, economizar el tiempo y esfuerzo dedicado a ciertas actividades, reducir la cantidad de atención para su ejecución e impedir desajustes elementales. Estas características de las rutinas son usualmente acentuadas en la investigación sobre la conducción de la vida cotidiana mientras que otras las pasan por alto. Así, las rutinas marcan ciertas acciones familiares como pertenecientes a la manera en que conduzco mi vida y como algo a lo que estoy ligado y que puede estar involucrado en la definición de quien soy. Estas también representan preferencias personales para ciertas maneras de hacer cosas que puedo cambiar de nuevo posteriormente.
Es más, contrario a las consideraciones de la corriente principal de la psicología, las rutinas difícilmente pueden entenderse como bloques de construcción elementales para actividades complejas y habilidades que proporcionan un fundamento fijo y un andamio para la vida cotidiana al que se está estrictamente adherido y que se lleva a cabo de la misma manera cada vez. Esto se vuelve evidente al ver cómo las rutinas están involucradas en la conducción personal de la vida cotidiana donde otros aspectos de las rutinas destacan (Dreier, 2008a, 2011b, 2015a). Las rutinas deben engranarse con las otras actividades y preocupaciones en la conducción de la vida cotidiana de manera que no deberían interponerse en la implicación y la persecución de propósitos. Como resultado, su ejecución se interrumpe, pospone, cambia o se abandona. Las rutinas están también combinadas con otras actividades en varios tipos de entremezclas o multitareas por lo que son llevadas a cabo de diversas maneras. Además, las rutinas deben dejar lugar para perseguir la variación en la vida cotidiana, así como para dar cabida a eventos y oportunidades imprevistas. Esto establece límites en el grado de rutinización de la vida cotidiana, la cual no puede ser enteramente regulada por procedimientos fijos, horarios y planes semanales.
Más que seguir reglas fijas y procedimientos, la mayoría de las rutinas cotidianas son holgadas y vagas, con criterios más o menos especificados de cómo y cuándo deben ser retomadas para evitar problemas y desajustes. Estos criterios especifican si una rutina debe ser realizada con intervalos fijos o flexibles diariamente, de forma regular o irregular. Además, cuando una persona establece rutinas dentro de un contexto, debe tomar en cuenta sus compromisos en otros contextos de su vida cotidiana. Sin olvidar que las rutinas son parte de las prácticas sociales. Deben ser negociadas, distribuidas y coordinadas entre co-partícipes definiendo quién hace cuales partes de qué, cómo, cuándo y en qué orden. Y los co-partícipes en un contexto pueden tener diferentes preocupaciones acerca de la distribución y arreglo de sus rutinas debido a que estos arreglos deben adecuarse a sus diversos compromisos personales en diferentes contextos. Con todo, pese a la complejidad de establecer rutinas en la conducción de la vida cotidiana, éstas deben permanecer tan bien definidas que puedan crear aligeramientos de tiempo, esfuerzo y atención y asistir en el mantenimiento de la estabilidad suficiente en las prácticas personales y conjuntas.
Arreglos y Preferencias Personales Conjuntas
Sin embargo, el concepto de rutina carece de límites bien definidos. Es usado para un rango de actividades que van de procedimientos simples y limitados a formas más abarcadoras de hacer cosas en la vida cotidiana. Pero hay buenas razones para reservar un término especial para lo último. Se propone el término arreglo personal (Dreier, 2008a, 2011b, 2015a). Las personas incluyen rutinas simples en arreglos personales más extensos de la conducción de la vida cotidiana que ellos establecen en relación a los arreglos sociales de la práctica social diaria. Tales arreglos personales pueden mantener numerosas rutinas en puntos definidos e indefinidos en sus secuencias de actividades fijas o variables. Esto es, los arreglos contienen actividades no rutinizadas así como rutinas fijas o flexibles.
Qué tipo de arreglos hacen las personas depende de su ubicación social, cultural y de sus posiciones sociales en relación a la clase, el género y la edad. Algunos arreglos personales se refieren a la conducción de la vida cotidiana dentro de un contexto, por ejemplo, el curso y la conducción de (partes de) sus actividades en casa por la mañana o por la noche. Estos arreglos personales se apoyan en la estructura material y el equipamiento técnico de sus casas, el acomodo y el amueblamiento de sus habitaciones y en acuerdos pre-concertados entre los miembros de la casa acerca de la vida en el hogar. Estos se superponen con los arreglos personales de otros miembros y deben ser negociados con ellos. Esto incluye el establecimiento de arreglos conjuntos. Los arreglos personales y conjuntos en un contexto también dependen de la significancia de ese contexto para las personas involucradas comparada con los otros contextos en los que participan por separado.
Otros arreglos personales se refieren a su vida cotidiana a través de los contextos. Ellos regulan las prioridades personales de sus diversas responsabilidades y compromisos en diferentes contextos, por ejemplo, regulando la extensión y los momentos precisos de su co-presencia en contextos particulares. También regulan sus transiciones entre contextos, por ejemplo, como arreglos para reintroducirse, reunirse y reintegrarse con los otros miembros en el hogar después del trabajo en la noche. Estos arreglos personales de responsabilidades y compromisos cotidianos a través de contextos deben ser negociados con los co-partícipes en diferentes contextos en relación a los arreglos conjuntos en los mismos contextos.
Como las rutinas, los arreglos personales establecen cierto orden y estabilidad en la conducción de la vida cotidiana. Economizan el tiempo y la atención necesarios para su conducción y asisten en la coordinación de actividades, responsabilidades, compromisos y preferencias. Y como las rutinas, los arreglos personales están marcados por grados y tipos de rigidez o flexibilidad delineando un rango de variaciones deseables o aceptables en su realización, más allá de los cuales pueden surgir dificultades.
En conjunto, los arreglos personales de la vida cotidiana establecen una agenda más o menos rudimentaria y holgada y un ritmo de actividades a través del día que cada persona busca componer de modo que se adecue bien a ella. Las personas desarrollan preferencias individuales acerca de cuáles ritmos de actividad, arreglos y agendas fijas o abiertas y extensión y tipo de variación dentro y entre los días les convienen. Estas preferencias individuales también reflejan sus diferentes responsabilidades y prioridades dentro y a través de los contextos. Finalmente, las personas cambian sus preferencias y arreglos personales y conjuntos con el tiempo.
Coherencia, Posturas y Anhelos
La conducción de una vida a través de diversos contextos sociales es un esfuerzo complicado. La investigación usualmente recalca que estar comprometido y cargar con responsabilidades en diversos contextos sociales crea indistinciones de tiempos personales y tensiones (v.gr. el influyente trabajo de Hochschild, 2001). El concepto de conducción de la vida cotidiana destaca otras consecuencias. Se enfoca en cómo una persona logra e integra lo que es necesario y lo que más importa para ella dentro de una vida cotidiana manejable. Una vida cotidiana con diversas demandas y compromisos puede desmoronarse si no es conducida de manera consistente. Demandas y compromisos diversos y conflictivos pueden separarla si la persona no mantiene una medida suficiente de coherencia. Y la persona debe establecer un balance adecuado entre sus partes, actividades, preocupaciones y compromisos para tener suficiente espacio para perseguir lo que más le importa. Para hacerlo, debe, en cierto grado, hacerse una idea acerca de aquello que la sostiene. Debe desarrollar posturas más o menos articuladas y justificadas acerca de lo que es importante para ella, a lo que ella misma se compromete, acerca de lo que está en contra y lo que quiere preservar o cambiar en las complejas prácticas sociales de las que toma parte (Dreier, 2008a). Encontrar lo que la sostiene y que le da coherencia en su vida cotidiana en curso reduce los riesgos de que su vida se despedace en partes desarticuladas o se fragmente en partes mutuamente excluyentes.
Estas características de la conducción de la vida cotidiana son, por ejemplo, evidentes cuando los miembros de una familia ingresan a una terapia familiar conjunta. Ellos tienen diferentes perspectivas de los problemas que quieren ayudar a superar; lo que quieren cambiar o preservar en su vida familiar conjunta; cuales cambios en los arreglos y la conducción de su vida familiar encuentran aceptables o deseables; y, por tanto, lo que significa para ellos tomar parte en las sesiones de terapia conjunta y lo que buscan al hacerlo. Pero si han de tener éxito en superar los problemas, deben buscar reemplazar los cambios individuales e inconexos por otros más concertados. Esto implica hacerse a la idea y reconsiderar muchas veces lo que ellos establecen en interés de la vida familiar conjunta y lo que tiene que ver con las vidas individuales de cada quien.
Cómo una persona conduce su vida cotidiana y se implica en sus contextos refleja una mezcla de necesidades, preferencias y posturas. Su conducción de la vida cotidiana es también selectiva y parcial debido a que ella puede relacionarse sólo con algunas de las innumerables demandas y posibilidades con las que se encuentra en la práctica social. Además, sólo puede perseguir un número limitado de sus actividades y preocupaciones en un periodo particular de tiempo. Mientras tanto debe de cualquier manera dejarse a la deriva con lo que sucede en la práctica social y en las muchas otras demandas y actividades de su vida cotidiana. En puntos posteriores en el tiempo, puede entonces reemplazar y reconfigurar cuáles preocupaciones debe perseguir o sólo dejar que pasen.
Auto-comprensión
Hemos visto que las experiencias, preocupaciones y posturas de una persona son aspectos de su conducción de la vida cotidiana en relación a los arreglos sociales de la práctica social cotidiana. Ella llega a comprender a las prácticas sociales y a sí misma en y a través de su conducción de la vida cotidiana. La auto-comprensión de una persona es la comprensión de sí misma como la que conduce su vida en la manera en que lo hace (Dreier, 2008a, 2011b, 2015a). Está basada en la percepción de sí misma como la persona cuya secuencia de experiencias en primera persona acompaña sus actividades en las estructuras de su práctica social diaria. Está, por lo tanto, también basada en la percepción de sí misma y su conducción de la vida cotidiana diferencialmente en sus diversas locaciones. Su auto-comprensión surge de su conducción de la vida cotidiana, permanece sustentada en ella y guía su realización.
Esta noción de auto-comprensión está de acuerdo con el trabajo de Holzkamp (2013, 2015, cap. 3 de este volumen), y en ciertos aspectos es diferente de éste. Él aborda la conducción de la vida cotidiana en relación con la pregunta fundamental de cómo construir una ciencia crítica del sujeto desde una perspectiva de primera persona. Para Holzkamp, la pregunta principal en tal ciencia se refiere a las razones del sujeto para actuar en una forma particular. Por lo tanto, cuando aborda el tópico de la conducción de la vida cotidiana del sujeto realza su auto-comprensión y se acerca a sus razones para conducir su vida en una forma particular. De acuerdo con él, los sujetos clarifican su auto- comprensión en un proceso intersubjetivo en el cual intercambian perspectivas sobre sus razones para actuar mientras reconocen que sus respectivas razones están sustentadas en sus respectivas situaciones de vida. En efecto, Holzkamp propone que un discurso meta-subjetivo acerca de la clarificación de razones subjetivas entre un investigador y su (s) sujeto (s) de co-investigación debería reemplazar, en una ciencia crítica del sujeto desde una perspectiva de primera persona, la situación experimental aislada y metodológicamente privilegiada de la corriente principal de la psicología.
Osterkamp (2001, 2014; Osterkamp y Schraube, 2013) da continuidad a esta aproximación a la conducción de la vida cotidiana de los sujetos. Señala que las complejas y contradictorias condiciones sociales hacen que sea problemático para los sujetos individuales estar razonablemente seguros acerca de si sus decisiones y acciones están en línea, o al menos no en contradicción, con sus propios intereses de vida. “Clarificando el sustento real de las acciones de un individuo (a continuación, incluye la clarificación) las limitaciones concretas y compulsiones subyacentes” (Osterkamp y Schraube, 2013, p. 5). Esto sólo se puede lograr en un discurso meta-subjetivo donde los sujetos se asisten mutuamente en descifrar los compromisos que contrajeron en contra de sus intereses. Así, las auto-comprensiones subjetivas realmente son auto-comprensiones sociales. En este sentido Osterkamp destaca la naturaleza participativa de las vidas y entendimientos de los sujetos y argumenta sobre cultivar una práctica social crítica de la auto-clarificación que pueda conducir a esfuerzos conjuntos para superar las presiones hacia la adaptación asistida por las herramientas analíticas de la psicología crítica. Ella considera el entendimiento meta-subjetivo como una plataforma para la generalización de las razones subjetivas que reconocen la subjetividad y el sustento de todos los seres humanos y, por lo tanto, no excluye a nadie.
Este trabajo sobre la conducción de la vida cotidiana se enfoca en la auto-comprensión, más específicamente, en las razones de los sujetos para conducir sus vidas cotidianas en la manera en que lo hacen y sus reflexiones críticas sobre estas razones en intercambios con otros en una situación dialógica especial. Pero esta situación está solamente caracterizada por cómo los sujetos se relacionan entre sí. No se consideran los impactos de los contextos particulares y las prácticas sociales donde estos diálogos y reflexiones críticas toman lugar. Hay un riesgo de idealizar una situación de habla abstracta, existiendo en ningún lado en su forma pura, y volviendo esto una norma abstracta de buen entendimiento, como en la teoría de la acción comunicativa de Habermas (1984, 1987). Para evitar esto, necesitamos un marco de análisis más amplio. Debemos volver a una visión contextual de los diálogos, las reflexiones y la auto-comprensión en la cual las características y preocupaciones generales se mantienen con las específicas y contextuales. Los análisis de los diálogos deben incluir las situaciones en las que los sujetos llegan a un entendimiento junto con otros como encuentros particulares en contextos locales diferentes. Esto es, no sólo las personas –sean sus aliados u oponentes- y cómo se relacionan entre sí, sino las prácticas sociales, aquellas en las que sus reflexiones toman lugar así como las otras prácticas sobre las que reflexionan y por las que sus reflexiones son importantes. Las situaciones en contextos diferentes sostienen diferentes posiciones, alcances para la participación y experticia. Los participantes tienen diferentes preocupaciones en relación a situaciones en diferentes contextos que también tienen diferentes estatus en la conducción de su vida cotidiana. Así que tienen diferentes significados en torno a ellos y participan en ellos por diferentes razones. Circunstancias y preocupaciones situadas afectan todos los discursos e intercambios de perspectivas, también entre los investigadores psicológicos y sus sujetos. Y una práctica especial en un contexto particular está en concordancia con y trabaja con y en contra de otras prácticas, así como cuando los participantes buscan usar lo que consiguieron en cualquier otra parte. Un análisis de las prácticas sociales de la ciencia que prescinda todo esto es demasiado abstracto y general.
Mi investigación sobre la práctica social de la psicoterapia destaca esta aproximación más amplia a la auto-comprensión y las reflexiones críticas. Esta muestra que una persona desarrolla su auto-comprensión siguiendo diálogos y reflexiones a través de diversos contextos/prácticas y haciendo uso de la comprensión actual de sus preocupaciones y opciones en estas prácticas diversas para dirigir sus persecuciones. Algunas prácticas sociales están institucionalizadas para tales persecuciones, por ejemplo, las prácticas de la terapia y la educación que son temporalmente añadidas a, y tienen lugar intermitentemente al lado de, las prácticas cotidianas ordinarias de las personas involucradas. Propósitos similares pueden ser perseguidos en otros contextos extraordinarios, por ejemplo, mientras se está en el hospital, de vacaciones o en otros ambientes culturales y naturales. Por ello hay muchas fuentes diferentes y lugares para cultivar la auto-comprensión. Las personas persiguen una cuestión de la auto-comprensión a través de diferentes fuentes y lugares y combinan lo que consiguen de ellos en una forma particular. Por lo tanto, mientras asisten a terapia, los clientes aprenden acerca de sus cuestiones de la auto-comprensión relacionadas con la propia terapia desde diversas fuentes en muchos lugares y no solamente en sus sesiones de terapia (Dreier, 2008a; Mackrill, 2008a, 2008b).
Podemos ver ahora que el potencial general de un discurso meta-subjetivo está engranado con otras preocupaciones que son relevantes en formas situadas y son afectadas por los poderes silenciosos de las relaciones y arreglos sociales. Vemos también que debemos ir más allá de la noción, cultivada en la tradición de la Ilustración, de que la reflexión y el conocimiento se consiguen a la distancia en un retiro. Esto lleva a una degradación o indiferencia en torno a otras prácticas situadas de reflexión, las reflexiones llevadas a cabo en las actividades situadas y en curso, y para combinar varias prácticas de reflexión en búsqueda de comprensión. Esto también abrió la puerta a una clasificación normativa de diálogos y auto-comprensiones que dependen del lugar en donde fueron logrados, con aquellos distanciados en un retiro en la cima y aquellos engranados con otras preocupaciones en las vidas cotidianas en curso en el fondo.
De cualquier manera, no es suficiente situar los análisis de diálogos y auto-comprensiones. Debemos vincular la auto-comprensión y la reflexión más cercanamente con la conducción de la vida cotidiana en la práctica. Es decir, debemos preguntarnos cómo es que la auto-comprensión y la reflexión forman y guían la conducción de la vida en curso, cómo una auto-comprensión particular está involucrada en conducir su vida en la práctica, y cómo esto desafía su conducción. Pero también debemos preguntarnos cómo los acontecimientos y los problemas en su conducción de vida en la práctica afectan y desafían su auto-comprensión. De hecho, su auto-comprensión conforma su conducción de la vida, pero también está influida y desafiada por ella. Esto surge de su práctica, la cual la nutre. Es más, una persona dirige cuestiones de auto-comprensión y reflexiona intermitentemente en las actividades en curso de su conducción de la vida cotidiana (cf. Jensen, 2012).
Finalmente, debido a que la auto-comprensión de una persona se refiere a ser la persona conduciendo su vida en la manera en que lo hace, su auto-comprensión está vinculada con los lugares particulares, las actividades, relaciones y co-participes de su vida cotidiana. Smith (1987) enfatiza estos vínculos estrechos entre la auto-comprensión y las vidas situadas de sujetos encarnados. De acuerdo con ella, la identidad de una persona refleja sus compromisos con su vida cotidiana concreta con otros específicos en relaciones sociales ricas y concretas, lugares específicos y sentidos de lugar, actividades específicas y organizaciones particulares de ritmos de vida. Tal noción situada de auto-comprensión podría mostrar cómo una persona se comprende a sí misma encontrándose y redescubriéndose en su propia localización.
Hasta ahora hemos explicado las implicaciones del arreglo social de la práctica social cotidiana para la conducción de la vida cotidiana de las personas, y para sus experiencias, preocupaciones, persecuciones, posturas y auto-comprensiones como dimensiones subjetivas. En la parte siguiente del capítulo esquematizamos un reto mayor para el desarrollo de una psicología crítica centrada en la conducción de la vida cotidiana de las personas. Debemos abordar las relaciones entre las estructuras sociales generales y la conducción de la vida de personas en estructuras de práctica social cotidiana vista desde sus locaciones y perspectivas cotidianas. Esto también implica expandir lo que se ha dicho anteriormente sobre los aspectos subjetivos de la conducción de la vida cotidiana de una persona, incluyendo su auto-comprensión.
Arreglos Estructurales
El movimiento conceptual de situación de vida a conducción de la vida cotidiana destaca el arreglo estructural de las esferas de práctica en la vida cotidiana. Debemos captar la importancia de esta estructura básica de la vida cotidiana para la conducción personal de la vida de manera que nos podamos mover más allá de la suposición usual en la teoría social acerca de la situación de vida, o de un mundo de vida cotidiana, sin ninguna estructura subsumida dentro de una estructura social total. Pero, en sí mismo, el ordenamiento básico de la vida cotidiana presenta una visión sobre-simplificada de la estructura social. Los contextos y las prácticas sociales también están vinculados dentro de una estructura social total. El arreglo de las prácticas sociales contextuales es también parte de la estructura social. Los contextos sociales locales están involucrados en la estructura social en formas diversas e interrelacionadas. Por lo tanto, debemos captar cómo el arreglo social de la vida cotidiana está vinculado con la estructura social y entender la presencia y el significado situados de ciertas cuestiones estructurales generales en ella.
Este gran reto no se ha atendido de una forma suficientemente robusta y se necesitará de esfuerzos interdisciplinarios para hacerlo. La teoría social usualmente concibe a los individuos de forma demasiado reducida y abstracta, subsumidos bajo una estructura de la sociedad. Esto lleva a una teoría pobre de los sujetos en la práctica social. Esta noción tradicional de estructura social debe ser revisada. Enfrentamos un reto tridimensional de analizar la estructura de la sociedad, el arreglo de la práctica social cotidiana y la conducción de la vida cotidiana, así como la manera en que las tres están vinculadas en la práctica. Así, las situaciones y los contextos están integrados en una conducción personal de la vida cotidiana, un arreglo social de la vida cotidiana y una estructura social. Debemos hacernos preguntas sobre las tres dimensiones y las maneras en que están vinculadas.
Una luz particularmente pequeña ha sido vertida sobre los vínculos entre la estructura de la sociedad y los arreglos de la vida cotidiana. Para iluminar esto necesitamos movernos de las nociones funcionalistas de estructura social a nociones de estructuras de práctica en el tiempo y el espacio. El teórico de la práctica social Schatzki (2002) analizó conceptos de orden social, concluyendo que comprendemos la estructura social mejor como arreglo socio-material de y en las prácticas sociales. Entonces podemos analizar la separación de prácticas contextuales en el tiempo y el espacio; el arreglo de las prácticas en contextos particulares; qué cadenas de actividades son posibles a través de qué contextos; las mediaciones tecnológicas en y a través de los contextos; y qué condiciones dan qué acceso legítimo a las personas para participar en contextos particulares. También podemos analizar cómo los arreglos de las prácticas sociales promueven o inhiben la realización de preocupaciones particulares, cómo pueden hacerlo en formas desiguales para los participantes en diferentes posiciones y cómo pueden promover o inhibir formas particulares de prácticas divididas o conjuntas. Estas preguntas combinan un análisis del poder con una búsqueda de posibilidades para la acción. Han sido retomados en proyectos de investigación en varios campos de la práctica social. Pero es necesario mucho más trabajo a fin de volverse más preciso sobre lo siguiente.
Problemas Generales en las Prácticas Locales
¿Por qué una ciencia del sujeto debe entender los problemas estructurales generales como problemas en la vida cotidiana? Porque debemos ir más allá para captarlos como problemas e ideas generales y analizarlos como cuestiones afrontadas concretamente por los sujetos, sus experiencias en torno a ellas y sus formas de lidiar con ellas en su práctica social cotidiana. Una ciencia del sujeto no puede dejar el punto de vista del sujeto en la vida cotidiana para teorizar sobre problemas generales. Debe, precisamente, analizarlos donde los sujetos encarnados los afrontan en sus vidas cotidianas. Entonces debemos llenar la brecha teórica entre la estructura social y la vida cotidiana desde la localización de las personas en la vida cotidiana en lugar de por encima de ellas. Afortunadamente, los problemas “generales” están literalmente en todos lados. Sin embargo, nuestra tarea no es meramente identificar problemas generales –o problemas abarcadores de cualquier escala- localmente, sino en la conducción de la vida cotidiana de las personas en donde ellas se los encuentran y en donde elaboran un significado particular en relación a ellos. Una ciencia del sujeto debe saber mucho más acerca de esto.
De acuerdo con Bretch “Las leyes del movimiento son difícilmente concebibles desde el punto de vista de la pelota” (1963, p. 301). Esta declaración es evocadora pero errónea. Aunque los seres humanos algunas veces se sientan tratados a patadas, no son pelotas pateadas por Bretch como un científico Newtoniano de una especie diferente que “nosotros las pelotas”. Y las pelotas no tienen puntos de vista. Bretch respalda una noción de conocimiento como ganado a una distancia de la pelota de juego. Él pierde los potenciales de comprensión en las experiencias que las personas ganan moviéndose a través de contextos en su conducción de la vida cotidiana (Dreier, 2008b, 2015b). Moverse hacia otros lugares ofrece oportunidades para reconocer problemas generales a través de sus otras presencias y significados en otras prácticas. Las personas pueden entonces reconsiderar las similitudes y diferencias contextuales de sus efectos y significados. Re-encontrarlos y re-considerarlos ofrece oportunidades de mirar más allá del velo de los arreglos locales y darse cuenta de las fuerzas y arreglos más amplios que los originan. En efecto, las personas deben entender cómo las cosas se mantienen unidas, su coherencia, y hay otras fuentes para aprender acerca de esto además de leer o escuchar acerca de ello en los medios, la investigación u otras personas.
Cuando las personas se mueven a través de contextos y prácticas sociales, también se encuentran con una variedad de formas en las que otras personas conducen su vida cotidiana y ellas pueden aprender cómo las divisiones sociales abarcadoras de clase, género, etnicidad y edad con problemas asociados como la exclusión y la pobreza afectan esto.
En este trasfondo, puede volverse más claro para ellos (las demás personas y ellos mismos) cómo, en su conducción de la vida cotidiana, toman parte en la re-producción o cambio de los problemas generales. Pueden llegar a ver cómo abordar y afectar tales cuestiones, entre otras cosas, averiguando desde donde es mejor abordarlas y estableciendo trayectorias adecuadas para perseguirlas a través de tiempos y lugares. Pero las personas sólo pueden participar en actividades políticas abarcadoras, si su conducción de la vida cotidiana no lo impide o se echa abajo mientras tanto. Tales dilemas pueden ayudarlos a ver su propia conducción de la vida cotidiana bajo una nueva luz y re-arreglarla.
Las personas experimentan y abordan problemas generales en el nexo de su conducción de la vida cotidiana. Cómo los experimentan y abordan por consiguiente depende de su estatus y significado en y por su conducción de la vida cotidiana. La forma en que organizan su conducción de la vida cotidiana afecta la manera en que los experimentan y lo que hacen acerca de ellos. Esto también les permite evitar ver, minimizar, mover y posponer ciertas cuestiones. Después de todo, las personas manejan experiencias y problemas en una conducción de la vida cotidiana compleja y compuesta, la cual es altamente selectiva y no se relaciona con todo lo que hay alrededor suyo. No obstante, el entendimiento de una persona sobre las relaciones sociales, con las cuales su vida está inextricablemente involucrada, y lo que puede hacer en relación con lo mismo, también puede hacer que surjan varias problemáticas de auto-comprensión.
En un sentido, Brecht tenía razón en su declaración anterior. No tener control alguno sobre algo tiende a limitar la comprensión de una persona en torno a ello. A la inversa, incrementar su control sobre algo lo hace sentirse más seguro de haberlo comprendido. Esto es por lo que una persona puede aprender sobre algo contribuyendo a cambiarlo. Entonces deja de estar fuera de su alcance en ambos sentidos del término. A la inversa, cuanto más se enfoca la persona en lo que parece que está sucediendo en su situación inmediata, tanto más eventos y fuerzas de otra parte parecen golpear dentro de su vida cotidiana y afectarla más allá de sus expectaciones y anticipaciones. Entonces los eventos parecen ocurrir más arbitraria e incidentalmente –como atajos en el arte posmoderno. Sus condiciones de vida parecen estar sujetas en mayor grado a la casualidad, a la buena o mala suerte distribuida ciegamente entre nosotros. Esto también tiene implicaciones para su auto-comprensión.
Control/Dependencia
Debido a que las personas viven participando con otros en las prácticas sociales, no pueden controlar su vida por su propia cuenta. Sólo pueden incrementar su determinación sobre ella tomando parte en la determinación de condiciones y arreglos de su vida conjunta con otros. La autonomía, concebida como el completo control de un individuo sobre sus condiciones y elecciones de vida, no es posible. En la conducción de sus vidas cotidianas, las personas dependen de otros –en el sentido de que confían en y se benefician de lo que otros hacen- y están en un estado de dependencia en relación a otros poderosos y a relaciones de poder que los afectan. En otras palabras, la conducción de la vida de uno no presupone completo control sobre las condiciones de su conducción. Esto descansa en una mezcla de conducción y dependencia, en el sentido dual de depender de y dependencia. Y esto se caracteriza por varios grados y tipos de tener bajo control algunos aspectos de tu vida y otros aspectos en dependencia. Mientras que una persona tiene control en algunos aspectos de su vida y la coherencia de esta, ella debe ir a la deriva con otros aspectos mientras tiene cuidado de que no se desorganice y colapse. La mezcla concreta de control y dependencia en la conducción de la vida de las personas refleja relaciones sociales concretas de poder. Las diferencias en las condiciones sociales de existencia también implican diferentes opciones para tener alrededor eventos perturbadores y protegerse de sus impactos en la vida cotidiana y la propia auto-comprensión. Además, en la búsqueda de cambios en su conducción de la vida cotidiana, una persona debe averiguar a quienes involucrar como aliados entre las otras personas que están involucradas debido a vínculos existentes, compromisos y obligaciones. La persona debe negociar los cambios en la conducción de su vida cotidiana con estas otras personas y el resultado de estas negociaciones afectan cómo los cambios que busca pueden ocurrir.
Los arreglos neoliberales de las contradicciones sociales también afectan la conducción de la vida cotidiana. Aunque las personas viven participando, y no como agentes autónomos, enfrentan la contradicción de ser responsables individualmente de sus vidas y, al mismo tiempo, controlados desde arriba, de ser abandonados a sí mismos (a su propia suerte) y ser controlados. Estas contradicciones entre control, responsabilidad y auto-determinación infunden sus acciones y auto-comprensión. Haug (1977) lo identifica como una “cualidad como-si” en la cual las personas individuales experimentan su responsabilidad y auto-determinación. Esta contradicción también afecta las relaciones de los clientes con la experticia institucional y las intervenciones.
Estabilidad, Complejidad y Contradicciones
Una conducción de la vida cotidiana completamente estable no es posible sin control completo. La conducción de la vida está, por lo tanto, marcada por inestabilidades. Las personas pueden hacer intentos para excluir las contradicciones de su agenda, evitarlas y vivir por otras condiciones seleccionadas, y hay distintas diferencias sociales entre sus alcances para lograrlo. Pero esto no es posible sin restringir compromisos. Tampoco es cierto que las adaptaciones a las condiciones presentes no impliquen inconvenientes, restricciones y conflictos, o que los riesgos y conflictos solo emerjan al tratar de cambiar la situación dada. Así, los compromisos temporales son cruciales para lo que es la conducción de la vida y están atrapados en una manera de mantener las contradicciones a raya y afectar sus significados e impactos sin ser capaz de resolverlos o eliminarlos. Algunas contradicciones son entonces desplazadas como conflictos entre las personas con diferentes posturas acerca de cómo lidiar con ellas, o aparecen como dilemas que llevan a cambios de posición e inestabilidades en su conducción de la vida cotidiana. Otras regresan debido a que están irresueltas y desorganizan nuevamente el nivel de estabilidad alcanzado. Más probablemente, algo va a aparecer para desafiar la estabilidad alcanzada cuando su sustento es selectivo y sostiene contradicciones que persisten. Cuando la conducción de la vida cotidiana, y sus cambios, conllevan dificultades y problemas, se vuelve problemática y arcada por conflictos. Más a menudo que no, en un nexo contradictorio, cuando una persona extiende su conducción de la vida cotidiana en un aspecto, se encuentra sujeta a restricciones en otros aspectos. Contradicciones en el nexo de su conducción de la vida cotidiana pueden incluso hacerle parecer sus intereses reales de vida como una tarea pesada.
El hecho de que los poderes de cualquier persona individual sobre sus condiciones de vida son incompletos se refleja en su conocimiento incompleto y en la opacidad parcial de su auto-comprensión. Las últimas tres secciones sobre cuestiones de la estructura social en relación con la conducción de la vida cotidiana dejaron claro que la auto-comprensión de una persona debe ser afectada por los retos de vivir en un nexo contradictorio. Su estabilidad debe ser puesta en tela de juicio siendo rasgada entre interpretaciones diversas y conflictivas de cuestiones, y por lagunas de opacidad, precariedad y dudas. Una persona debe encontrar cómo hacer frente a estas cuestiones; esto es, para afirmar, aferrarse a o cambiar su auto-comprensión en aspectos relevantes. Tales procesos de auto-clarificación serán convocados una y otra vez y pueden conducir a la persona a encarar “las restricciones y compulsiones concretas” en el sustento real de sus acciones (Osterkamp y Schraube, 2013, p.5).
Estado Actual y Trabajo Futuro
Hemos presentado el estado actual y los retos concernientes al concepto de conducción de la vida cotidiana en la psicología crítica. Fuimos tras los pasos más importantes al introducir, trabajar con y expandir este concepto. En primer lugar, fuimos de estudiar a los sujetos en su situación inmediata de vida en relación a una estructura social general a estudiar a sujetos conduciendo sus vidas en los arreglos estructurales de la vida cotidiana. Después agregamos la relación con cuestiones estructurales generales como vistas desde la conducción de la vida cotidiana de los sujetos en los arreglos estructurales de la vida cotidiana. En cada movimiento concebimos las dimensiones subjetivas del funcionamiento personal como implicaciones de una nueva visión sobre el mundo social.
El concepto de conducción de la vida cotidiana tiene el potencial de reformar la mirada psicológica sobre lo que significa y necesita para ser una persona y sobre muchas dimensiones y problemas de la personalidad. Promueve una concepción mundana, práctica y a ras de suelo de las personas en el nexo en el cual desarrollan y afrontan estas dimensiones y problemas en su conducción de la vida cotidiana. Comprende nuevas aristas dentro de estas dimensiones y problemas. Y cambia la fundamentación y el abordaje de una psicología crítica que no deja a un lado la vida cotidiana como el resto de la vida fuera de las instituciones sociales importantes, sino que la reconoce como la forma en que las practicas se dan –y en parte se arreglan- para las personas y como la manera en que ellas las experimentan y manejan. Además, el concepto de conducción de la vida cotidiana guía hacia nuevas ideas conceptuales y empíricas dentro de la vida cotidiana. Pero el tópico de la conducción de la vida cotidiana es inmenso y aún hay mucho trabajo por hacer conceptualmente.
Los desarrollos conceptuales presentados en este capítulo fueron usados en o emergieron de estudios empíricos. Pero los campos y tópicos de estos estudios no se presentaron. Versan sobre cuestiones en educación y aprendizaje, trabajo, cuidado de la salud, rehabilitación, enfermedades crónicas, asesoramiento, terapia y cuidado de niños. Niños, padres, pacientes/clientes y sus familiares, varios empleados y profesionistas y varias instituciones involucradas en estas prácticas estuvieron en el foco de interés. La ocurrencia de eventos y problemas fueron estudiados, así como la manera en que las personas se esfuerzan por recobrar un control sobre su vida re-estableciendo o cambiando su conducción de la vida. Pero, dado el extraordinario alcance del concepto, aún hay mucho más en qué profundizar en este y en muchos otros campos de práctica. Es más, debemos extender el alcance de la investigación empírica examinando otras formas de conducción de la vida cotidiana como ejemplos contrastantes. Así, la conducción de la vida de las personas sin hogar muestra otros patrones de movimiento, situacionalidad, estabilidad, acceso y poder (Kristensen & Schraube, 2014). Aquí estabilidad y (falta de) control están arraigados en patrones de movimiento a través de lugares en los que las personas no pueden confiar en ser colocados en un lugar particular, como una casa, donde se pueden reunir, dejar sus pertenencias, refugiar, etc.
El concepto de conducción de la vida cotidiana también lleva a un entendimiento diferente de las instituciones. Las prácticas institucionalizadas son analizadas como prácticas cotidianas vinculadas con otras prácticas cotidianas en otras partes. Nosotros destacamos cómo los propósitos institucionales tienen alcance más allá de sus límites y se vuelven parte de la conducción de la vida cotidiana de sus usuarios en otras partes, cómo el acceso y la participación están arreglados y cómo los usuarios vinculan su participación en ellos con sus vidas en otros contextos. Las instituciones son, en uno y al mismo tiempo, parte de arreglos institucionales del orden social más abarcadores y de la conducción de la vida (trabajo) cotidiana de sus gerentes, empleados, profesionales –por ejemplo, practicantes de la psicología- y usuarios. Podemos sustentar las razones por las que participar en instituciones tiene diferentes significados e implicaciones para las personas en diferentes posiciones que están involucradas en otros contextos diferentes. Estas ideas sobre las prácticas laborales ofrecen correctivos críticos a los regímenes profesionales del poder y la auto-comprensión. Pueden ser usados crítica y constructivamente para cambiar y mejorar aquellas prácticas de acuerdo con sus propósitos de servir a las vidas de sus usuarios.
Como se ha indicado anteriormente, estamos re-direccionando y llenando el vacío entre la estructura social y la vida cotidiana en la teoría social desde la localización de las personas en sus vidas cotidianas en lugar de subsumirlas bajo una noción abstracta de estructura (Dreier, 2006). Independientemente de si las relaciones y poderes generales están presentes en todos lados o de manera dispersa localmente, nos dirigimos a su significado para las personas mientras se encuentran con ellos en la conducción de su vida cotidiana. Tal enfoque es importante para considerar cuestiones relativas a la cultura. Sería un error subsumir formas de vida cotidiana concretas bajo una noción abstracta de una cultura. En lugar de eso, debemos abordar las variaciones y diversidades socioculturales en arreglos estructurales de la vida cotidiana y en la conducción de la vida cotidiana. Hacer esto planteará muchos desafíos, tanto empíricos como conceptuales. Esto llevará, probablemente, a cambios y expansiones en la concepción de la conducción de la vida cotidiana, pero también abrirá estudios de formas culturales de vida constructiva y productivamente. Aunque el concepto fue desarrollado y desplegado en el nexo sociocultural de la modernidad Occidental, no necesariamente debe afirmar ciegamente este nexo o debe limitarse estrictamente a él. En las críticas del concepto, es importante distinguir entre los problemas conceptuales y las bases empíricas, así como entre los potenciales constructivos y los límites críticos.
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