Tabla 1.
Relación entre la violencia de pareja, el afrontamiento y el ambiente familiar en estudiantes universitarios
0 commentsPosted in Artículos | Vol. 7 | Núm. 1 | 2021
Autor(es) | Iris Xóchitl Galicia Moyeda, Francisco Javier Robles Ojeda y Alejandra Sánchez Velasco. |
Contacto | iris@unam.mx solución20@gmail.com |
Tipo de Contribución | Artículo Empiríco. |
Referencia | Revista Digital Internacional de Psicología y Ciencia Social Vol. 7, Núm. 1, 2021. |
RESUMEN.
Hay evidencias de la relación entre el modo de afrontar situaciones estresantes con el ambiente familiar y con la violencia de pareja, de manera separada. Sin embargo, no hay evidencia de cómo se relacionan entre sí estas tres variables. En este estudio se examinan de manera conjunta esas tres variables. Participaron 190 jóvenes universitarios (68% mujeres y 32% hombres). Se exploraron la violencia en sus relaciones de pareja, estrategias de afrontamiento, ambiente familiar, por medio del Cuestionario de Maltrato en el Noviazgo, la versión corta de la Escala de Estrategia de Manejo de Conflictos y la Escala de Ambiente Familiar, y se buscó la relación estadística entre tales variables. Se encontró una correlación negativa entre la violencia y dos estrategias de afrontamiento: reflexión y momento adecuado. El apoyo de los padres correlacionó sólo con las estrategias de afrontamiento. Se propone fortalecer las estrategias de reflexión y momento adecuado, así como propiciar el apoyo entre padres e hijos.
ABSTRACT
Intimate partner violence has been extensively studied and there is certain evidence indicating its link to family environment. On the other hand, there is data indicating that the manner of coping with stressful situations is linked to family environment and violence. However, since there is no available evidence on the link between these three variables, the aim of this study was to jointly explore them. 190 University students (68% women and 32% men) participated. Dating violence, coping strategies, family dynamics were explored and a statistical link between such variables was searched for. The Dating Violence Questionnaire, a short version of the Conflict Management Strategy Scale and the Family Environment Scale were applied to that end. A significant negative correlation between four types of violence and the Reflection and Right Moment coping strategies was found. Family environment was not related to violence, but to coping strategies, particularly to parent support. Strengthening the Reflection and Right Moment stra-tegies, as well as interaction fostering support between parents and children are suggested as mechanisms to prevent violence.
INTRODUCCIÓN
En las relaciones personales existen diversas situaciones que pueden conducir al conflicto, que si no es resuelto lleva a la violencia. El conflicto se con-cibe como la percepción, por dos o más partes, de que sus intereses actuales son incompatibles (Rubin, Pruitt y Kim, 1994). Tanto la percepción de dicha incompatibilidad como la solución de ésta se expresa por medio de la comunicación. Por lo anterior, para algunos investigadores (Mejía y Laca, 2006) en la solución de un conflicto se ve implicado un proceso cognitivo de toma de decisiones que se relaciona en buena medida con los patrones de comunicación, los cuales se establecen y están presentes en el ambiente familiar. Para otros la solución del conflicto se asocia con las estrategias y estilos de afrontamiento que tiene el individuo. Considerando lo anterior, es necesario indagar acerca de los patrones de comunicación promovidos en el ambiente familiar y su relación con las estrategias de solución de conflictos o de afrontamiento y la presencia de violencia en la pareja.
En el ambiente familiar la comunicación es importante, y sobre todo la que se da entre padres e hijos, pues constituye uno de los pilares para las competencias sociales de estos últimos. Luna, Laca y Cedillo (2012) postulan que algunos patrones de comunicación positivos y afectivos (identificados por la libertad de expresión y la aceptación) facilitan la resolución de discusiones. En contraste, los patrones negativos con carácter violento y dominante, caracterizados por la hostilidad y el rechazo, promueven la persistencia de los conflictos.
En estudiantes en el nivel de bachillerato se ha encontrado que la comunicación familiar abierta correlaciona de manera positiva con estilos orientados hacia la cooperatividad, mientras que los patrones de comunicación familiar ofensiva y evitativa están asociados a estilos orientados hacia los intereses propios (Luna y Laca, 2014), lo que im-plica tener un estilo de dominación que puede conducir a solucionar los conflictos de manera violenta.
La solución del conflicto está relacionado con las estrategias y estilos de afrontamiento que tiene el individuo. Se habla de estrategia de afrontamiento cuando los esfuerzos cognoscitivos y/o conductuales para hacer frente a una situación son contingentes a la misma, en tanto que se menciona un estilo de afrontamiento cuando se identifica un conjunto de estrategias asociadas con varias situaciones, de manera que las estrategias son más específicas y cambiantes, en tanto que el estilo es más general y estable en una persona (Filley, 1985). En general se distinguen dos estilos de afrontamiento: centrado en el problema y centrado en la emoción. El primer estilo se caracteriza porque el individuo hace esfuerzos para modificar o eliminar la fuente del estrés, y con ello busca una solución; este estilo suele tener los efectos más positivos para las relaciones interpersonales y la salud. El segundo se refiere a los esfuerzos encaminados a regular emociones derivadas de la situación, buscando un efecto paliativo y los resultados del mismo.
Para analizar el afrontamiento se sugiere usar instrumentos específicos al comportamiento que se pretende valorar (Moral y López, 2011). En las relaciones de pareja es común que surjan problemas, y para solucionarlos los individuos suelen presentar ciertos comportamientos para terminar con dicha situación desagradable, ejerciendo de esta manera control de su ambiente y las fuentes genera-doras de estrés, de ahí que utilicen algunas estrategias de afrontamiento. Es necesario indicar que en México se ha desarrollado un instrumento para medir el afrontamiento en situaciones de conflicto en la pareja, denominado Escala de Estrategias de Manejo de Conflictos (EEMC).
La relación entre la violencia en la pareja y los estilos de afrontamiento se ha reportado por medio de otros instrumentos, por ejemplo, Rodríguez, Fonseca y Puche (2002), Canchig (2012). Respecto al uso del instrumento diseñado para población mexicana (la EEMC), Moral y López (2011) valoraron las estrategias de afrontamiento y su relación con la violencia en población adulta de ambos sexos. Sus datos sugieren que las estrategias de evitación y acomodación ante los conflictos están relacionadas con la violencia recibida, y la evitación con el ejercicio de la violencia. Referente al género encuentran algunas diferencias: las estrategias de afecto y acomodación tienen mayores promedios en los hombres. Estos investigadores consideran que con las estrategias incluidas en dicha es-cala se pueden identificar dos estilos de afrontamiento: activo y pasivo. Al respecto, encuentran que la violencia recibida es predicha por el estilo de afrontamiento pasivo, en tanto que la violencia ejercida es pronosticada por el estilo de afrontamiento activo. Puede decirse que no hay diferencias de estilos entre hombres y mujeres, pero dado que los hombres usan con más frecuentemente las estrategias de afecto y acomodación, y que ambas estrategias pertenecen al estilo activo, dichos investigadores consideran de modo parcial cierta la expectativa de un estilo activo de afrontamiento más definido en hombres.
De manera más específica, se ha encontrado correlación entre las estrategias de afrontamiento y violencia de pareja. Cuando los conflictos de pareja se afrontan con la estrategia de evitación o con un estilo pasivo hay más probabilidad que quien utiliza dicha estrategia reciba violencia, en tanto que la falta de flexibilidad y una tendencia a evitar los conflictos se asocia con el ejercicio de la violencia (Moral, López, Díaz y Cienfuegos, 2011). La relación entre violencia de pareja y afrontamiento, valorando éste por medio del EEMC, muestra que dos estrategias se correlacionan de manera positiva con la violencia recibida: 1) la estrategia de evitación se asoció con cuatro tipos de violencia: física, económica psicológica y sexual, y 2) la estrategia de acomodación se correlacionó con recibir violencia económica, psicológica y sexual. (Moral et al., 2011; Méndez y García, 2015).
También se han encontrado correlaciones negativas, es decir, a mayor presencia de determinadas es-trategias, existe una menor presencia de algún tipo de violencia: 1) la estrategia de reflexión se correlaciona de manera negativa con la recepción de violencia física y económica; 2) la estrategia de muestras de afecto tiene una relación indirectamente proporcional con la violencia física, económica y psicológica, y 3) una frecuencia alta del uso del factor de tiempo, que implica la bús-queda del momento adecuado y disminuye la violencia física y psicológica (Méndez y García, 2015).
Si se considera como eje a la violencia, se ha detectado que la violencia física puede ser predicha por la estrategia de evitación y búsqueda del momento adecua-do; la violencia económica por la evitación, muestras de afecto y acomodación; la violencia psicológica por la reflexión-comunicación y evitación, y por último la violencia sexual por la evitación (Méndez y García, 2015).Aunque hay esta información, se tienen pocos datos de la relación entre las estrategias de afrontamiento y la violencia de pareja durante la juventud temprana. El interés en el estudio de la violencia en parejas se ha desplazado hacia edades cada vez más tempranas por diversas razones, entre las que está el que la frecuencia de la violencia en el noviazgo es superior a la violencia de las parejas adultas en una relación conyugal (González-Ortega, Echeburúa y Corral, 2008). Es necesaro indicar que, para efectos de este trabajo, se usará el término “violencia de pareja”, pues hoy los jóvenes establecen relaciones amo-rosas muy diversas y las denominan y clasifican con gran diversidad, de ahí que quizá no sea adecuado agruparlas todas en un solo término, como el de noviazgo. Entonces El término violencia de pareja se utiliza en este trabajo para analizar los comportamientos violentos de jóvenes que se encuentran en una relación sentimental o amorosa con cualquiera de las denominaciones actuales, pero que no tienen un vínculo conyugal.
La violencia en la pareja en el estudiantado universi-tario en general es poco analizada. Quizá porque se tiene la idea de que el nivel de estudios puede ser un factor de protección para no ser víctima de violencia en el noviazgo. No obstante, en una investigación a nivel internacional, 42% del estudiantado universitario mexicano manifestó haber agredido a su pareja (Straus, 2004). El tipo de violencia con mayor frecuencia en los estudiantes universitarios mexicanos es la psicológica, seguida por la sexual y la física, estas dos con valores similares y, en último lugar, la económica (Osorio, Tani, Bazán, Bonechi y Menna, 2012; Vargas, Galicia y Garduño, 2016). Referente al género, se sabe que en los varones el nivel de violencia ejercida disminuye en niveles de educación superior, en tanto que en las mujeres los niveles de violencia se mantienen sin cambio (Ramírez y Núñez, 2010).
Conocer cómo ocurre la violencia en las relaciones de pareja en el estudiantado universitario y las maneras en que suele reaccionarse ante ella en general, y atendiendo al género de los estudiantes, permitirá diseñar estrategias para que el estudiantado la identifique y encuentre la manera de afrontarla de manera adecuada. En ello no hay que dejar de lado la relación que el ambiente familiar tiene con las manifestaciones de violencia y con las estrategias de afrontamiento, pues, como ya se mencionó, se tiene evidencia de que la comunicación ofensiva y evitativa en la familia se relaciona con estilos orientados a la dominación y proclives a la violencia, o que en ambientes familiares donde está presente la co-municación violenta existe una predisposición para que los jóvenes presenten violencia con sus parejas (González-Ortega, Echeburúa y Corral, 2008).
Con base en las evidencias mostradas, en este trabajo se indaga acerca de la relación que se establece entre tres variables de manera conjunta: 1) modo de afrontar situaciones estresantes; 2) ambiente familiar, y 3) violencia de pareja; todos ellos en jóvenes universitarios.Se postula que hay una interrelación entre el comportamiento violento de los integrantes de una parejacon formada por jóvenes universitarios, su ambiente familiar, entendido como el comportamiento comunicativo entre sus miembros, y algunas estrategias de afrontamiento utilizadas para resolver los conflictos de pareja.
De manera más específica se hipotetiza, en función de las investigaciones descritas, que patrones negativos de comunicación en la familia, caracterizados por la hostilidad y el rechazo, propiciarán algún tipo de violencia en la pareja. Dichos patrones se presentarán asociados con estilos de afrontamiento denominado pasivo, en tanto los patrones familiares de comunicación considerados positivos (orientados hacia la cooperatividad ) se relacionarán con menos expresiones de violencia y las siguientes estrategias de afrontamiento: reflexión, muestras de afecto y uso del factor de tiempo.
Por lo anterior, en este estudio se explora, en una población de estudiantes de licenciatura: 1) las manifestaciones de violencia en las relaciones de pareja; 2) las estrategias de afrontamiento ante conflictos de pareja; 3) la naturaleza de la comunicación familiar en dichos estudiantes; 4) la relación entre el tipo de violencia recibida en la relación de pareja, las estrategias de afrontamiento ante conflictos de pareja y el ambiente familiar manifestado en la comunicación entre sus miembros, y 6) identificar si alguna estrategia de afrontamiento pudiera determinar puntajes altos de violencia.
MÉTODO
Participantes
Se eligió una muestra no probabilística, casual o incidental, conformada por 190 estudiantes, inscritos en el primer semestre de la licenciatura de Psicología de una universidad pública, localizada en el Estado de México. El 68% eran mujeres y 32% hombres, y tenían una edad comprendida en un rango de 18 a 25 años, con una media de 19.6 y una desviación estándar de 1.2. Fueron informados del interés de la investigación y se invitó a que participaran los que en ese momento sostuvieran una relación de pareja. Los que aceptaron firmaron un consentimiento y se les comunicó que la información sería usada sólo para la investigación, asegurándoles que se guardaría la confidencialidad correspondiente. A quienes de manera personal solicitaron los resultados de los instrumentos, les fueron proporcionados en una se-sión individual en la que además se proporcionó retroa-limentación y, en caso de solicitarlo, fueron canalizados al servicio de terapia psicológica de su institución.
Materiales
Cuestionario Maltrato en el Noviazgo (CMN) (Osorio et al., 2012). Instrumento desarrollado y validado con población universitaria mexicana para valorar la violencia en la pareja. Se utilizaron 54 reactivos que valoran la presencia y el nivel de violencia física, psicológica, sexual y económica recibida en la relación de pareja, por medio de una escala tipo Likert con opciones de respuesta que van de 1 (Nunca) a 5 (Siempre). El índice de confiablidad del Alfa de Cronbach obtenido en las puntuaciones de esta muestra fue de 0.94.
Escala de Estrategia de Manejo de Conflictos, ver-sión corta (EEMC, Arnaldo, 2001, revisada con pobla-ción mexicana, en Moral y López, 2011). Valora las estrategias y estilos de afrontamiento de la persona en situaciones de conflicto con su pareja íntima. Consta de 34 reactivos con un rango de respuesta de 1 (“Nunca”) a 5 (“Siempre”) y se distribuyen en seis estrategias o fac-tores: 1) reflexión-comunicación; 2) evitación y negati-vismo; 3) muestras de afecto; 4) búsqueda del momento adecuado; 5) acomodación o sumisión, y 6) atenuación del conflicto. La confiablidad de este instrumento obte-nida en esta muestra fue de 0.73.
Escala de Ambiente Familiar (EAF). Instrumento de-sarrollado y validado por Villatoro et al. (1997) con po-blación mexicana, el cual tiene como objetivo evaluar las áreas de comunicación, apoyo y cohesión familiares. En cada una de esas áreas se diferenciaron los reactivos de los aspectos cotidianos y los significativos. Está consti-tuido por 43 afirmaciones con una escala tipo Likert que va del 1 al 4, donde 1 corresponde a “Casi nunca” y 4 a “Con mucha frecuencia”. En las afirmaciones se hace distinción entre el sujeto que efectúa la acción, los pa-dres o los hijos, y con base en ello se dividen en cuatro categorías: 1) comunicación del hijo; 2) apoyo cotidiano del hijo a los padres; 3) comunicación de los padres, y 4) apoyo de los padres a los hijos; se incluye una categoría más: “Hostilidad y rechazo”. El Alfa de Cronbach para la escala total, obtenida en esta muestra, fue de 0.79.
Procedimiento
Se entró en contacto con diversos profesores de la licenciatura, a quienes se les explicaron los objetivos de la in-vestigación y se les solicitó autorización para disponer de un espacio de tiempo para aplicar los instrumentos. Concedida ésta, se invitó a sus alumnos que en ese momento tuvieran una relación de noviazgo a participar de manera voluntaria y confidencial. Después de firmar el consentimiento correspondiente, se les distribuyeron los instrumentos, proporcionándoles las instrucciones necesarias para contestarlos. La aplicación de los instrumentos se hizo en una sesión de manera colectiva en el salón de clases.
Análisis estadísticos
La información obtenida se analizó con el paquete estadístico SPSS versión 22 para hacer análisis descriptivos de las variables estudiadas. Además se utilizó la prueba t de Student para muestras independientes para los análisis de diferencia por sexo; se aplicó el índice de correlación de Pearson para identificar relaciones entre las variables estudiadas y se hizo un análisis discriminante.
RESULTADOS
Atendiendo a los puntajes totales obtenidos en la muestra analizada, la estrategia de afrontamiento más frecuente fue la Reflexión, seguida por el Afecto y el Momento adecuado. La estrategia menos establecida entre el estudiantado participante fue la Evitación. Se analizaron los puntajes obtenidos por hombres y mujeres, pero no se encontraron diferencias estadísticamente significativas relativas al sexo (tabla 1, parte superior). En la tabla 1 se muestran las medias totales para hombres y mujeres, así como los valores de la t de Student y el nivel de signifi-cancia obtenidos en cada dimensión que conforman los instrumentos que valoran estrategias de afrontamiento, violencia recibida y ambiente familiar.
Respecto a la violencia recibida, los puntajes tota-les son relativamente bajos; la violencia psicológica es la más reportada; le siguen la violencia física y económica que presentan puntuaciones muy similares entre ellas (tabla 1, parte media). La menos presentada fue la violencia sexual. Es necesario indicar que aún cuando los hombres reportaron sufrir ligeramente más violencia que las mujeres, los análisis estadísticos revelaron que no hay diferencias significativas atribuibles al sexo.
En la escala de “Ambiente familiar” los puntajes totales obtenidos muestran que en las familias del estudiantado universitario predominan interacciones en las que los padres apoyan a sus hijos(as) (tabla 1, parte inferior). Además, se advierte que las conductas de comunicación y apoyo que los padres dirigen hacia sus hijos(as) es mayor que la que éstos(as) dirigen hacia sus padres. Al observar los puntajes obtenidos en función del sexo, se encontraron diferencias significativas: las mujeres se comunican con sus padres y los apoyan en mayor medida que los hombres. De manera recíproca, los padres se comunican más con sus hijas que con sus hijos. Es necesario destacar que el ambiente de hostilidad y rechazo es el que tuvo menor puntuación, y se presenta de manera similar tanto en las familias de las y los estudiantes.
Se buscó la correlación entre los puntajes totales obtenidos en la muestra en los tres instrumentos utilizados.
En la tabla 2 se muestran sólo los índices de correlación significativos. Las correlaciones entre los puntajes de las estrategias de afrontamiento y de los tipos de violencia recibida en la pareja fueron negativas, es decir que entre mayor desarrollada está la habilidad de afrontamiento, la violencia recibida de la pareja es menor. En particular se encontró que las estrategias de afrontamiento consistentes en la “Reflexión” y “Momento adecuado” correlacionaron de manera negativa con niveles relativamente bajos (oscilaron entre 0.162 y 0.302), pero de manera significativa con todos los tipos de violencia (tabla 2). La excepción se encuentra en las correlaciones entre la violencia y la estrategia de “Evitación”, donde los índices fueron positivos; con ello se sugiere que a mayor “Evitación”, mayor “Violencia recibida”. En la tabla 2 se muestran los índices de correlación significativos entre los puntajes obtenidos en la muestra total de los instrumentos que valoran las estrategias de afrontamiento, los tipos de violencia y el ambiente familiar.
En tanto que las correlaciones entre los puntajes de afrontamiento obtenidos con la escala de manejo de conflictos y los puntajes del ambiente familiar, muestran que el apoyo de los padres y de los hijos correlacionan con más estrategias de afrontamiento que las otras categorías del ambiente familiar. El apoyo de los padres se relaciona de modo significativo con cinco de las estrategias: de manera positiva con momento adecuado, búsqueda de afecto, atenuar el conflicto y reflexión; y de manera negativa con evitación. Respecto al apoyo de los hijos, se relaciona de manera semejante, pero sólo con tres estrategias.
Al dirigir la mirada hacia las estrategias de afrontamiento, se advierte que las estrategias de Reflexión y Momento adecuado se correlacionaron de manera significativa con más dimensiones de los otros dos instrumentos. En específico, la estrategia de “Reflexión” es la que se correlaciona de modo significativo con todas las dimensiones del ambiente familiar evaluadas, en tanto que la estrategia “Momento adecuado” se correlaciona sólo con dos de las cinco dimensiones del ambiente familiar. Por otra parte, la estrategia de “Sumisión” no se correlaciona con ninguna dimensión de la violencia y del ambiente familiar.
Es necesario indicar que no se encontraron índices de correlación significativos entre los distintos elementos evaluados en el ambiente familiar y los tipos de violencia recibida. Se hicieron correlaciones particulares para cada sexo con el objetivo de conocer si las relaciones entre variables presentaban un comportamiento semejante que con la población general. Al respecto, en el grupo de hombres no se hallaron correlaciones significativas, en tanto que en el grupo de las mujeres sí se identificaron correlaciones significativas entre los puntajes obtenidos en los tipos de violencia recibida, de comunicación familiar y los de las estrategias de afrontamiento, de ahí que en la tabla 3 sólo se muestran los índices de correlación de las puntuaciones obtenidas por el grupo de las mujeres. En esta tabla se encuentran los índices de correlación que resultaron significativos entre los puntajes obtenidos de los instrumentos que valoran las estrategias de afrontamiento, los tipos de violencia y el ambiente familiar, en el grupo de mujeres.
En dicha tabla se advierte la misma tendencia encontrada en los datos generales. No hay correlaciones significativas entre la violencia y el ambiente familiar. Las relaciones entre estrategias de afrontamiento, tipos de violencia recibida y dimensiones de ambiente familiar son semejantes con los datos generales. La diferencia a destacar en el caso exclusivo de las mujeres, es que a mayores puntaciones obtenidas en las dimensiones del ambiente familiar, disminuyen las puntuaciones en la estrategia de “Evitación”.
Con el objetivo de identificar si las estrategias de “Reflexión” y “Momento adecuado” pudieran ser las que permitirían detectar los puntajes altos de violencia recibida en la muestra analizada, se efectuaron análisis discriminantes con cada una de dichas estrategias, los cuales no arrojaron resultados significativos. Se decidió agrupar los puntajes de dichas estrategias para ver si la media combinada podría ofrecer una función discriminante. Así pues, se hizo un análisis discriminante uniendo las dos estrategias de afrontamiento —“Reflexión” y “Momento adecuado—, cuyo resultado muestra una sola función discriminante (autovalor = 0.232, que explica 70% de las diferencias entre grupos, correlación canónica de 0.434 y con alto valor de lambda [.761] y significativa [.000]). Con base en ella y en los valo-res de los centroides en la función discriminante, se puede interpretar que los puntajes obtenidos en el grupo de participantes con estrategias de “Reflexión” y “Momento ade-cuado” altamente desarrolladas pueden explicar los bajos índices de los diversos tipos de violencia recibida
DISCUSIÓN
Respecto al objetivo de explorar las manifestaciones de violencia recibida en las relaciones de noviazgo, los resultados fueron semejantes a los encontrados por Galicia , Robles y Sánchez (2017b) y a los del estudio de Moral et al.(2011), en donde los hombres presentaron de manera significativa mayores puntuaciones que las mujeres; sólo que en este estudio no se encontraron niveles de significancia. Esas discrepancias entre estudios pueden deberse a que fueron usados distintos instrumentos. Vargas, Galicia y Garduño (2016) utilizaron el mismo instrumento que el que se usó en este estudio y tampoco encontraron diferencias significativas entre los sexos en los tipos de violencia, a excepción de la violencia física, la cual fue reportada ser recibida en mayor medida por los hombres. El dato referente al predominio de la violencia física en un género determinado quizá deba investigarse de manera más controlada y con detenimiento; si bien hay datos que indican que ésta es más recibida por las mujeres, también existen estudios que revelan que son los hombres quienes más la padecen y otros no reportan diferencias (Corral, 2009). Una posible interpretación ante esos resultados es que algunos estudios, como el presente, no hacen distinción entre violencia de tipo mayor y de tipo menor, de ahí que se requiera más control en cómo se estudia la violencia, su nivel de daño y su cronicidad. Por otra parte, las diferencias encontradas entre estudios, que reportan que los hombres sufren más violencia por parte de las mujeres, también pueden deberse a que los hombres tienden a maximizar la violencia recibida por parte ellas y a trivializar la que ellos ejercen (Deal y Wampler, 1986). Lo anterior lleva a considerar el estudio de la violencia de pareja en todos sus tipos, atendiendo diversos factores, entre ellos la conceptualización que se tiene de la violencia recibida por el sexo opuesto.
Las divergencias entre los resultados de las investi-gaciones mencionadas también pudieran deberse a las características de la población analizada. En el estudio de Moral et al. (2011) la edad promedio era de 30 años, y sólo la mitad de los participantes tenían estudios de licenciatura. En lo referente al estado civil, 46% eran casados. En este estudio la totalidad de los participantes eran solteros, tenían estudios de licenciatura y una edad promedio de 18 años. Se sugiere analizar si las variables relativas a edad, nivel de estudios y estado civil pudieran intervenir en las estrategias de afrontamiento y en la violencia recibida y/o ejercida de manera diferencial entre hombres y mujeres. Al respecto se tienen datos con muestras de baja escolaridad y bajo estatus socio-económico que revelan que la mujer reporta recibir violencia con más frecuencia que el hombre (Nayaran, Chambers, Shah y Petesch, 2001; Olaiz, Rojas, Valdez, Franco y Palma, 2006; citados en Moral y López, 2011). Otro estudio que analizó una muestra de mujeres reporta que la violencia ejercida estuvo determinada por la baja escolaridad (Moral y Ramos, 2015), pero los investigadores refieren que dicha violencia es violencia reactiva, de ahí que sugieran que la baja escolaridad, asociada con menos recursos cognitivoafectivos, probabilice que las mujeres reciban más violencia supuestamente por su incapacidad para resolver problemas de convivencia y que reaccionen ejerciendo violencia (Ramos, 2014).
Diversos estudios indican que las mujeres reciben más violencia, y con ello se sugiere que ellas tienen un papel pasivo, el cual se ha asociado a su condición de feminidad (Castro y Casique, 2005; Johnson, 2008; Ramos y Saltijeral, 2008). Se sugiere continuar indagando, pero desde otra perspectiva, analizar diversas variables y considerar los datos que en la violencia recibida no muestran diferencias entre géneros.
Otro análisis atiende al objetivo de explorar las estrategias de afrontamiento ante conflictos de pareja en función del sexo de los participantes y atendiendo a las variables estudiadas. Los datos encontrados en este trabajo no coinciden del todo con los de otras investigaciones. Moral et al. (2011) hallaron diferencias en las estrategias de afrontamiento entre mujeres y hombres; en el caso de los varones su afrontamiento estuvo caracterizado por las estrategias de muestras de afecto y acomodación. Si bien en este estudio se ven las mismas diferencias, éstas no resultaron significativas.
Se sugiere continuar el análisis de las posibles diferencias en función al género en las estrategias de afrontamiento en las relaciones de pareja en estudiantes universitarios, no sólo por las resultados encontrados en este estudio, sino porque también en otros estudios que analizan estrategias de afrontamiento en los estudiantes de este nivel educativo se han encontrado diferencias de género, pero, por ejemplo, relacionándolo con el estrés académico. En específico se menciona que en este nivel educativo los hombres se caracterizan por usar las estrategias de reevaluación positiva y planificación como medidas de afrontamiento, a diferencia de las mujeres que lo que las caracteriza es la búsqueda de apoyo (Cabanach, Fariña, Freire, González y Ferradás, 2013). Es necesario indicar que estas diferencias en las estrategias de afrontamiento se refieren a situaciones académi-cas estresantes, además de que son valoradas con otro instrumento. No obstante, hay que pensar que esas diferencias de género en las estrategias de afrontamiento también podrían presentarse en el caso de violencia de pareja, por lo que sugiere seguir indagando.
Respecto al objetivo de explorar la naturaleza de la comunicación familiar, se puede mencionar que las di-ferencias entre géneros relativas al ambiente familiar en-contradas en este estudio no concuerdan con otras inves-tigaciones que usan el mismo instrumento (EAF). Vargas, Galicia y Garduño (2016) analizaron el ambiente familiar de estudiantes universitarios de diversas carreras y reportaron semejanzas en ambos géneros. Sin embargo, en otro nivel educativo y con población adolescente, Quiroz del Valle, Juárez, Gutiérrez, Amador y Medina-Mora (2007) reportaron diferencias significativas entre géneros sólo en el área de apoyo de los padres: los hombres reportan menor apoyo que las mujeres. Dato similar al encontrado ac-tualmente, pues en este estudio desarrollado con jóvenes, aunque los hombres reportan menos apoyo, ello ocurre de manera no significativa. Lo anterior respalda la sugerencia de seguir explorando cómo es que se manifiestan las variables evaluadas en este trabajo dependiendo de factores como edad y nivel de estudios.
Acerca de la cuestión relativa al objetivo de explorar las relaciones entre las variables, los datos identificados en este estudio sugieren que las estrategias de afrontamiento ante situaciones conflictivas de pareja están asociadas a los tipos de violencia recibida y al ambiente familiar de los estudiantes. Sin embargo, no es posible establecer la relación entre el ambiente familiar del estudiantado y la violencia recibida por parte de la pareja; relación tampoco encontrada en el estudio de Vargas, Galicia y Garduño (2016). No obstante, Osorio, Villegas y Rodríguez (2016), al usar otro instrumento relativo al ambiente familiar, reportan una correlación positiva débil y significativa entre los roles familiares violentos de mujeres estudiantes de bachillerato y universidad, y el maltrato sexual, físico y psicológico recibido de parte de sus parejas. De ahí que será menester seguir indagando acerca de la relación entre ambiente familiar y violencia.
Las estrategias de afrontamiento que se asociaron de manera negativa con todos los tipos de violencia fueron sobre todo la “Reflexión” y el “Momento adecuado”. Para informar acerca del último objetivo, se consideraron esas dos estrategias como elementos clasificatorios en un análisis discriminante. Se confirma que los estudiantes con más altos índices en dichas estrategias de afrontamiento tienen menos índices de violencia recibida. Los datos obtenidos en este estudio coinciden de modo parcial con los obtenidos por otros investigadores (Méndez y García, 2015) que reportan que la estrate-gia de reflexión predijo de modo negativo la violencia psicológica y el momento adecuado resultó predictor negativo de la violencia física. Con mayor o menor precisión, los datos de este estudio y las otras investigaciones sugieren que los estudiantes universitarios que no confrontan a su pareja, sino que dialogan, o dejan pasar el tiempo buscando el momento ideal para confrontarla, reciben escasa violencia sexual, económica, física y psicológica, en especial estas dos últimas.
Considerando lo anterior, es que a estas dos estrategias pueda considerárseles como factores de protección ante los cuatro tipos de violencia en la pareja en jóvenes universitarios. Esto lleva a plantear que debieran fortalecerse dichas estrategias en los jóvenes para que las pongan en práctica, sobre todo cuando se vieran en una situación de violencia con su pareja.
En especial hay que poner atención a la estrategia de “Reflexión” que correlacionó con todas las dimensiones del “Ambiente familiar”, pero con los índices más altos en las dimensiones de apoyo del padre y apoyo del hijo. Es necesario tener cautela con estos datos, pues Ruiz (2015), con otros instrumentos, encontró una relación escasa entre “Funcionalidad familiar” y “Afrontamiento” en estudiantes universitarios, por lo que se sugiere seguir analizando estas dos variables. Por otra parte, fueron esas dimensiones del ambiente familiar las que correlacionaron con más estrategias de afrontamiento. Esto lleva a pensar que, en el diseño de intervenciones con carácter preventivo de la violencia en las relaciones de pareja violentas en los jóvenes universitarios, deberían incluirse actividades para desarrollar una habilidad entre los miembros de la familia que fortalezca el apoyo entre los miembros del holón filial de dicho sistema. Si bien no hay relación directa del ambiente familiar con la violencia, se puede establecer un vínculo con las estrategias de afrontamiento que ayudan a disminuir la violencia recibida por la pareja.
Al retomar la relación entre estrategias de afrontamiento y violencia en la pareja es claro que la estrategia de evitación usada por los participantes se correlaciona con la recepción de tres tipos de violencia: psicológica, sexual y física, dato que concuerda con otras investigaciones. Por ejemplo, Ramos (2014) reporta que la estrategia de evitación estuvo más correlacionada con la violencia física y sexual. En particular, en dicho estudio se refiere que mientras las mujeres hacen más uso de las estrategias de evitación en la resolución del conflicto de pareja, más sufren de violencia y ésta ocasiona más daño.
Los datos de diversas investigaciones hechas con muestras de jóvenes adultos han mostrado que la estrategia de evitación de conflicto se asocia a la violencia, sobre todo con la violencia recibida (Moral y López, 2011), lo que permite pensar que en los y las jóvenes víctimas de violencia de pareja, pero en particular en las mujeres, se apegan a un estilo de afrontamiento pasivo caracterizado por la evitación del conflicto. En la muestra estudiada en este reporte, la evitación se asocia con recibir violencia psicológica y sexual, de modo que las estudiantes reciben violencia de su pareja muy probablemente por la evitación del conflicto y por pasividad. Lo anterior no excluye que las chicas respondan con violencia, pero dicha respuesta puede estar relacionada con la expresión de un estado de ánimo irritable dentro de los síntomas depresivos causados por la violencia recibida (Ramos, 2014) o como una forma de defensa (Corral, 2009). Las evidencias encontradas llevan a plantear que las intervenciones en los espacios educativos del nivel superior fortalezcan otras estrategias de afrontamiento diferentes a la evitación. Se sugiere fortalecer las relaciones familiares, en especial en las mujeres, pues en este trabajo se encontró que a mayores puntaciones obtenidas en las dimensiones del ambiente familiar, disminuyen las puntuaciones en la estrategia de evitación, y por ello se esperaría que disminuyera la violencia recibida asociada a esa estrategia de afrontamiento.
Dentro de las limitaciones de este estudio se puede mencionar que la muestra de los participantes se conformó sólo con estudiantes universitarios de la licenciatura de Psicología. Lo anterior conduce a que los hallazgos no sean generalizables a estudiantes universitarios de diversas disciplinas y/o a otras poblaciones. Hay estudios que revelan una tendencia a establecer diferencias en la violencia de pareja expresada en estudiantes universitarios de diferentes disciplinas (Galicia, Robles y Sánchez, 2017a), pero también hay otros estudios que no encuentran diferencias en estudiantes de diversas licenciaturas (Osorio, Villegas y Rodríguez, 2016; Vargas Galicia y Garduño, 2016), de modo que es necesario seguir explorando si el cursar una licenciatura u otra puede ser una variable que module la violencia dirigida a las parejas del estudiantado, o que le posibilite a éste no ser víctima de dicha violencia.
CONCLUSIONES
Las estrategias de afrontamiento “Reflexión” y “Momen-to adecuado” se asociaron de modo negativo con todos los tipos de violencia, por lo que puede considerárseles como factores de protección ante los cuatro tipos de violencia en la pareja en jóvenes universitarios. Por lo anterior se propone diseñar intervenciones con carácter preventivo de la violencia en las relaciones de pareja violentas en los jóvenes universitarios, incluyendo actividades para desarrollarse ampliamente estas estrategias y demás actividades entre los miembros de la familia que fortalezcan el apoyo entre los miembros del holón filial de dicho sistema. Aunque no se encontró una relación directa entre el ambiente familiar y la violencia de pareja, se puede establecer un vínculo con las estrategias de afrontamiento que ayudan a disminuir la violencia recibida por la pareja.
Lo encontrado en este trabajo lleva a considerar, como ya se puntualizó, que la relación entre el ambiente familiar y la violencia de pareja es indirecta, pues pasa a través de la relación establecida con las estrategias de afrontamiento asociadas con el ambiente familiar.
REFERENCIAS
Cabanach, R., Fariña, F., Freire, C., González, P., & Ferradás, M. (2013). Diferencias en el afrontamiento del estrés en estudiantes universitarios hombres y mujeres. European Journal of Education and Psychology, 6 (1), 19-32. doi:10.1989/ejep.v6i1.100.
Canchig, S. R. (2012). Influencia de las estrategias de afrontamiento en el nivel de ansiedad que presentan las mujeres expuestas a la violencia psicológica. Informe final del trabajo de titulación de Psicólogo Clínico. Quito: Universidad Central del Ecuador. Recuperado de http://www.dspace.uce.edu.ec/handle/25000/1995.
Castro, R., & Casique, I. (2005). Violencia de pareja contra las mujeres en México: Una comparación entre encuestas recientes. Notas de Población, 35 (87), 35-61. Recuperado de https://www.researchgate.net/publication/255631157_Violencia_de_pareja_contra_las_mujeres_en_Mexico_Una_comparacion_entre_encuestas_recientes.
Corral, S. (2009). Estudio de la violencia en el noviazgo en jóvenes universitarios/as: Cronicidad, severidad y mutualidad de las conductas violentas. Psicopatología Clínica Legal y Forense, 9, 29-48. Recuperado de https://masterforense.com/pdf/2009/2009art2.pdf.
Deal, J. E., & Wampler, K. S. (1986). Dating violence: The primacy of previous experience. Journal of Social and Personal Relationships, 3 (4), 457-471. Recuperado de https://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/0265407586034004.
Filley, A. C. (1985; 1975). Solución de conflictos interpersonales. México: Trillas.
Galicia, I. X., Robles, J., & Sánchez, A. (2017a). Diseño y pilotaje de un instrumento de violencia directa hacia el alumnado en el contexto universitario. Memorias del XIV Congreso Nacional de Investigación Educativa. San Luis Potosí, México: COMIE.
Galicia, I. X., Robles, J., & Sánchez, A. (2017b). Violencia en el noviazgo en estudiantes de diferentes niveles educativos. En A. L. Robles (coord.). Expresiones de violencia escolar. Análisis, evaluación, prevención y corresponsabilidad. México: Colofón.
González-Ortega, I., Echeburúa, E., & Corral, P. (2008). Variables significativas en las relaciones violentas en parejas jóvenes: Una revisión. Psicología Conductual, 16 (2), 207-225. Recuperado de https://dialnet.unirioja.es/revista/2034/V/16 y https://www.uv.mx/cendhiu/files/2012/09/Variablespsic.manoella.pdf.
Johnson, M. (2008). A typology of domestic violence: Intimate terrorism, violent resistance, and situational couple violence. Boston: Northeastern University Press.
Luna, A. C. A., & Laca, F. A. V. (2014). Estilos de mensajes en el manejo de conflictos en adolescentes y jóvenes mexicanos. Boletín de Psicología, 110, 37-51. Recuperado de https://www.uv.es/seoane/boletin/previos/N110-3.pdf.
Luna, A. C. A., Laca, F. A., & Cedillo Navarro, L. I. (2012). Toma de decisiones, estilos de comunicación en el conflicto y comunicación familiar en adolescentes bachilleres. Enseñanza e Investigación en Psicología, 17 (2), 295-311. Recuperado de https://www.researchgate.net/publication/263810875_Toma_de_decisiones_estilos_de_comunicacion_en_el_conflicto_y_comunicacion_familiar_en_adolescentes_bachilleres.
Mejía, J. C., & Laca, F. A. (2006). Estilos de comunicación en el conflicto y confianza en las propias decisiones. Enseñanza e Investigación en Psicología, 11 (2), 347-358. Recuperado de https://www.researchgate.net/publication/26483550_Estilos_de_comunicacion_en_el_conflicto_y_confianza_en_las_propias_decisiones.
Méndez, M. P., & García, M. (2015). Relación entre las estrategias de manejo del conflicto y la percepción de la violencia situacional en la pareja. Revista Colombiana de Psicología, 24 (1), 99-111. doi:10.15446/rcp.v24n1.41439. Recuperado de http://www.scielo.org.co/pdf/rcps/v24n1/v24n1a07.pdf.
Moral, J., & López, F. (2011). Escala de estrategias de manejo de conflictos de 34 ítems: Propiedades psicométricas y su relación con violencia en la pareja. Revista Peruana de Psicometría, 4 (1), 1-12. Recuperado de https://docplayer.es/9951641-Escala-de-estrategias-de-manejo-de-conflictos-de-34-items-propiedades-psicometricas-y-su-relacion-con-violencia-en-la-pareja.html.
Moral, J., López, F., Díaz, R., & Cienfuegos, Y. (2011). Diferencias de género en afrontamiento y violencia en la pareja. Revista CES Psicología, 4 (2), 29-46. Recuperado de https://es.scribd.com/document/299837581/Dialnet-DiferenciasDeGeneroEnAfrontamientoYViolenciaEnLaPa-3817863.
Moral, J., & Ramos, S. (2015). Alexitimia como predictor directo y mediado por la depresión en la violencia de pareja. Revista Costarricense de Psicología, 34 (1), 15-40. Recuperado de http://perspectivassociales.uanl.mx/index.php/pers/article/view/86.
Osorio, G. M., Tani, F., Bazán, R. G., Bonechi, A., & Menna, P. (2012). Cuestionario Maltrato en el Noviazgo (CMN): Instrumento Binacional (Italia-México). Revista de Psicología, 14 (1), 47-60. Recuperado de https://sisbib.unmsm.edu.pe/BVRevistas/rev_psicologia_cv/v14_2012_1/pdf/a05v14n1.pdf.
Osorio, G. M., Villegas, A., & Rodríguez, H. (2016). Presencia, tipo y niveles de maltrato en el noviazgo en mujeres estudiantes de bachillerato y universidad. Revista Electrónica de Psicología Iztacala, 19 (2), 569-584. Recuperado de https://www.iztacala.unam.mx/carreras/psicologia/psiclin/vol19num2/Vol19No2Art6.pdf.
Quiroz del Valle, A., Juárez, F., Gutiérrez, M. L., Amador, N., & Medina-Mora, M. E. (2007). La familia y el maltrato como factores de riesgo de conducta antisocial. Salud Mental, 30 (4), 47-64. Recuperado de http://www.scielo.org.mx/pdf/sm/v30n4/0185-3325-sm-30-04-47.pdf.
Ramírez, R., & Nuñez, L. (2010). Violencia en la relación de noviazgo en jóvenes universitarios: Un estudio exploratorio. Enseñanza e Investigación en Psicología, 15 (2), 273-283. Recuperado de https://es.scribd.com/document/381024417/A-Violencia-en-la-relacion-de-noviazgo-pdf.
Ramos, S. (2014). Violencia sufrida y ejercida en la pareja desde una perspectiva ecológica. Disertación doctoral inédita. Universidad Autónoma de Nuevo León, México. Recuperado de https://cd.dgb.uanl.mx/handle/201504211/16785.
Ramos, L., & Saltijeral, M. T. (2008). ¿Violencia episódica o terrorismo íntimo? Una propuesta exploratoria para clasificar la violencia contra la mujer en las relaciones de pareja. Salud Mental, 31, 469-478. Recuperado de http://inprf-cd.gob.mx/pdf/sm3106/sm3106469.pdf.
Rodríguez, M., Fonseca, A. P., & Puche, J. J. (2002). Características psicológicas de los hombres que ejercen violencia conyugal: Un estudio en Bogotá DC. Revista Colombiana de Psicología, (11), 91-98. Recuperado de https://revistas.unal.edu.co/index.php/psicologia/article/view/1200.
Rubin, J. Z., Pruitt, D. G., & Kim, S. H. (1994). Social conflict: Escalation, stalemate and settlement. New York: McGraw Hill Inc.
Ruiz, M. (2015) Funcionalidad familiar y afrontamiento en estudiantes universitarios. Temática Psicológica: Revista especializada de los programas académicos de Doctorado y Maestría en Psicología. UNIFE, 11 (1), 53-63.Recuperado de http://revistas.unife.edu.pe/index.php/tematicapsicologica/article/view/817/731.
Strauss, M. A. (2004). Prevalence of violence against dating partner by male and female university students worldwide. Violence Against Women, 10 (7), 790-811. Recuperado de https://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/1077801204265552.
Vargas, V., Galicia, I. X., & Garduño. A. (2016). Violencia en el noviazgo en alumnos universitarios relacionada con el ambiente familiar y el consumo de sustancias. Revista Internacional Pei: Por la Psicología y Educación Integral, 10 (5) 45-68. Recuperado de http://www.alfepsi.org/wp-content/uploads/2016/01/RevistaPEINo.10Vol-V.pdf.
Villatoro, J., Andrade, P., Fleiz, C., Medina-Mora, M., Reyes, I., & Rivera, E. (1997). La relación padres-hijos: una escala para evaluar el ambiente familiar de los adolescentes. Salud Mental, 20 (2), 21-27. Recuperado de http://www.revistasaludmental.mx/index.php/salud_mental/article/view/647/646
Cómo citar:APA | Galicia Moyeda, I. X., Robles Ojeda, F. J., & Sánchez Velasco, A. (2021). Relación entre la violencia de pareja, el afrontamiento y el ambiente familiar en estudiantes universitarios. Revista Digital Internacional De Psicología y Ciencia Social, 7(1), 86-104. https://doi.org 110.22402/j.rdipycs.unam.7.1201.317.86-104 |