Figura 1.
¿Cuál es la definición de felicidad de habitantes de la Ciudad de México?
0 commentsPosted in Artículos | Vol. 9 | Núm. 1 | 2023
Autor(es) | Olga Flores Cano. |
Contacto | olgabfc@gmail.com |
Tipo de Contribución | Artículo Empírico. |
Referencia | Revista Digital Internacional de Psicología y Ciencia Social Vol. 9, Núm. 1, 2023. |
RESUMEN.
Actualmente la felicidad es de gran importancia para la persona y la sociedad. Es afectada por su contexto cultural, mostrando elementos distintivos en diferentes países. Por ello su definición es de gran relevancia. El objetivo fue obtener la definición de “felicidad” para las y los habitantes de Ciudad de México. Una muestra de 201 participantes (48.3% hombres y 51.7% mujeres), habitantes de la Zona Metropolitana de Ciudad de México, con 20 años y más (Media = 39.97 años; D. E. = 13.56 años), respondieron un formato de redes semánticas (se incluyó el consentimiento informado) para definir el concepto “felicidad”. Se analizaron distancias geodésicas del grafo de felicidad (Gephi.org, 2021). La felicidad resultó ser un concepto social complejo. Los nodos centrales fueron amor, familia y alegría. Tuvo dos conjuntos principales: relaciones significativas (familia, amigos, trabajo) y emociones positivas (amor, alegría, tranquilidad). Hubo similitudes y diferencias cualitativas con las definiciones de otras culturas.
Palabras Clave: Felicidad, bienestar subjetivo, Ciudad de México, redes semánticas, grafo.
ABSTRACT
Now-a-days, happiness is a relevant matter, important to self and individual interests, as well as, to social life. It is shaped by culture, which appears to have a great influence on the definition of happiness across countries. So, the definition of happiness is relevant. The objective was to obtain the definition of happiness for inhabitants of Mexico City. A sample N = 201 of male (48.3%) and female (51.7%), inhabitants of the Metropolitan Zone of Mexico City, 20 years and older (Mean = 39.97 years; S. D. = 13.56 years) filled out a semantic network questionnaire to define happiness (informed consent provided). A geodesic distances graph analysis was performed (Gephi.org., 2021). Happiness resulted in a social complex network. Results showed happiness had two main sets. The relationships that included family, friends and work. And positive emotions such as love, joy and tranquility. This definition had qualitative similarities and differences with other culture’s definitions of happiness.
Keywords: Happiness, subjective well-being, Mexico City, semantic networks, graph.
INTRODUCCIÓN
Felicidad es un concepto relevante tanto para la persona como para las sociedades: un principio que guía esfuerzos para generar oportunidades sobre la determinación de las personas a vivirla y su derecho a ella (Joshanloo y Weijers, 2014). Siendo un principio importante su definición es vital para su estudio y comprensión. La palabra “felicidad” se ha llegado a usar indistintamente como sinónimo de “bienestar” (Bartolini y Sarrancino, 2014) debido a su cercana relación con el estudio y comprensión del mismo (Diener y Suh, 1997; Veenhoven, 2008). La felicidad se ha considerado como uno de los elementos dentro del mismo concepto “bienestar” (Ballas y Tranmer, 2012) junto con el de “satisfacción” (Diener, 1984; Diener et al., 1985; Ryan y Deci, 2001). Estos conceptos, “bienestar” y “satisfacción”, tienen una relación moderada a alta con “felicidad” (Easterlin y Sawangfa, 2007). De hecho, la definición de bienestar subjetivo, que incluye la valoración afectiva y cognitiva de aspectos de vida y su satisfacción, ya sea general o por dominios, incluye la felicidad como parte de esta evaluación (Diener, 1984; Diener et al., 1985, 1997), además de áreas de vida relacionadas, que en América Latina y en específico en México, las más relevantes fueron la familia, los recursos económicos, la salud, el trabajo y los amigos (Graham y Lora, 2009; Rojas, 2004, 2006). La felicidad valorada cognitivamente consiste en juicios que pueden hacerse de modo general respecto a la calidad de su vida y los elementos que considere “buenos” (Ballas y Tranmer, 2012; Bartolini y Sarrancino, 2014), o los que contribuyan de manera favorable a su vida y a lograr un estándar (Veenhoven, 2012). Se ha hecho en forma de autorreporte, sobre los niveles que se logran de felicidad, o como la suma de indicadores de las experiencias de vida usando, por ejemplo, una escala Likert (Ryff, 1989; Ryff et al., 2006). La felicidad como experiencia afectiva puede incluir valoración sobre la evitación del dolor y la búsqueda de placer (Ryan y Deci, 2001), o la evaluación de la presencia, intensidad, o nivel de algunas emociones positivas (Seligman, 2011) o negativas (Kozma y Stones, 1980). Y dentro de las emociones observadas se distinguió entre las que la persona experimenta y el nivel de excitación que ellas requieran. Si las emociones presentan un alto nivel de excitación en las personas pueden ser emociones que favorezcan la activación; y también hubo emociones cuyo nivel de excitación fue menor (Hernández et al., 2018). Los niveles de excitación y las emociones relacionadas se asociaron con estados homeostáticos o de equilibrio en la persona, así como con estados de mayor actividad. La presencia de ambos tipos de emociones se observa en periodos, dando como resultado ciclos que alcanzan una estabilidad por medio de estos cambios o alternancia entre activación y homeostasis (Sterling, 2004). Se observó que las emociones positivas en general correlacionaron con los niveles de salud mental, lo que hace estas mediciones de gran valor, pues son un buen indicador de salud mental; no así con las emociones negativas (Huppert y So, 2013; Tennant et al., 2007; Haver et al., 2015; McCord et al., 2015; Moor y De Graaf, 2016). Se observó que la evaluación de afectos tiene como base la medición a corto plazo, en la que se presentaron niveles más altos ante experiencias, y que regresaron a niveles previos conforme transcurrió el tiempo (Easterlin et al., 2010; Gilbert, 2006). Además de la valoración de los afectos y las relaciones, otros elementos observados como relevantes en la felicidad fueron los recursos materiales (como el ingreso y el apoyo financiero), que fueron utilizados para lograr la felicidad (Easterlin y Sawagfa, 2007; González, 2014; Veenhoven, 2008). La relevancia de la felicidad como guía principal y norma para las sociedades modernas se observa, por ejemplo, en las metas de desarrollo sostentible en las que la felicidad es uno de los principios rectores para las capacidades, los derechos humanos y el desarrollo (Hasan, 2019; Thinley, 2007, 2011; United Nations, 2016, 2017) y que se ejercen en lo individual y se generan en lo social (González, 2014). Aunque la felicidad es percibida mayormente como un asunto individual (Veenhoven, 2008), su estudio ha destacado la importancia de la persona en su asociación con otros y el capital social (Bartolini y Sarracino, 2014), así como las relaciones con otros cercanos y con uno mismo (Seligman, 2011). De ahí la importancia de generar investigaciones e instrumentos que promuevan la adecuada comprensión y medición de la felicidad. Un ejemplo temprano de ello fue la iniciativa del Reino de Bután que creó el Índice de Felicidad Bruta (Thinley, 2007). En la actualidad, y desde 2012 se hace la aplicación del Reporte Mundial de Felicidad (Helliwell et al., 2021). Fue entonces cuando hubo necesidad de estudiar la felicidad, y con ello se observó que había múltiples perspectivas, en diversos contextos, que dieron lugar a variaciones en niveles de felicidad a través de los países (Binder y Broekel, 2012; Gilbert, 2006; Huppert y So, 2013; Veenhoven, 2012). Además, los niveles de felicidad se midieron considerando variables como edad, dominios de vida y experiencias de vida, y mostraron diferencias culturales (Binder y Schöll, 2010; Diener et al., 2000; Graham y Lora, 2009; Merino et al., 2020; Taniguchi, 2015). Las diferencias derivadas de la cultura se asociaron a las nacionalidades y riqueza de los países que a su vez fueron afectados por la perspectiva de los derechos humanos, la democracia y la equidad, pues afecta cómo se entiende y vive la felicidad: su propuesta como un derecho, cómo buscarla, su relación con el ingreso, la educación, los valores individualistas, o su expresión, en la que se encontró que las personas veían como adecuada si consideraban que eran buenos tiempos, y no adecuada cuando los tiempos eran calificados de malos (Diener et al., 2003). En cuanto a la relación entre la felicidad y la persona considerando el país de origen, se encontró una connotación negativa en la expresión de la felicidad en países asiáticos (Joshanloo y Weijers, 2014), o que la felicidad estuvo más relacionada con elementos sociales y de armonía en Japón, mientras que en Estados Unidos la felicidad se relacionó más con la experiencia hedónica positiva de los logros personales (Uchida y Kitayama, 2009). Otros elementos relacionados con la experiencia de felicidad en la persona fueron la buena suerte y las condiciones externas a la persona (Oishi et al., 2013). En México el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) desarrolló la escala para la medición del bienestar en México, que incluyó los conceptos de bienestar, satisfacción con la vida como un todo, eudaimonia y balance del afecto (emociones positivas y negativas) (INEGI, 2021). Esta propuesta tuvo como base la definición hecha por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE, 2018) (INEGI, 2022b). En las mediciones del bienestar se observaron niveles reportados tanto del bienestar como de la experiencia afectiva y la felicidad, incluida como un elemento vital para el desarrollo de las y los mexicanos. En México, la medición que hizo el INEGI reportó balance anímico positivo y negativo (−10 a 10), que reflejó 6.4 (INEGI, 2018) y 6.3 (INEGI, 2019), mientras que para 2021 fue de 6.1. Es decir, se reportó un incremento en la vivencia de emociones negativas. En cuanto a la satisfacción con la vida, el promedio era de 8.3 (2018) y 8.4 (2019), mientras que para 2021 fue de 8.2. Es decir, la satisfacción con la vida disminuyó (INEGI, 2021). Los resultados indican que los niveles de felicidad y de afectos positivos descendieron respecto a los años previos; hubo menor experiencia de emociones positivas: 7.8, (INEGI, 2020) y 7.6 (INEGI, 2021). Y se observó una mayor experiencia de emociones negativas; 1.3 (INEGI, 2020) y 1.5 (INEGI, 2021), como el aburrimiento y la falta de energía durante el día en comparación a los años previos (INEGI, 2021). En el Reporte de Felicidad Mundial, cuyo índice incluye la valoración de la vida (la vida como un todo), el bienestar (ingreso, salud, capital social, libertad, generosidad y confianza), emociones positivas (haber sonreído o reído ayer) y emociones negativas (angustia, tristeza y enojo vividos ayer), México obtuvo los lugares 24 (INEGI, 2018) y 23 (INEGI, 2019). Sin embargo, en 2020 el Reporte de Felicidad Mundial mostró que México estuvo en el lugar 46 (5.96, felicidad 2021), lo que fue una caída de 13 lugares respecto a los años previos (lugar 23, 6.46, felicidad 2017-2018), mientras que para 2021 estuvo en el lugar 36. (Helliwell et al., 2021). Los dos ejemplos anteriores, tanto nacional como internacional, mostraron la felicidad como sensible a las experiencias en periodos de particular dificultad, como lo fueron 2020 y 2021 en los que se vivió la pandemia por Covid-19. En los años recientes, los esfuerzos para definir, medir y analizar la felicidad también fueron necesarios en un amplio rango de disciplinas, como las neurociencias y la Psicología, y hasta la Filosofía y la Economía (Norrish, y Vella-Brodrick, 2008). Este amplio esfuerzo proporcionó diferentes teorías y aproximaciones para definir y entender la felicidad y el bienestar (Ballas y Tranmer, 2012). Una técnica que apoya el estudio de la felicidad y su definición es la de las redes semánticas. Con ella se obtienen modelos mentales que sirven de base para el estudio de la representación de conceptos en las comunidades (Binder y Schöll, 2010) y ha probado ser una herramienta útil para obtener, directo del contexto estudiado, instrumentos e información culturalmente relevante (Reyes-Lagunes y García y Barragán, 2008). Las redes semánticas representan modelos de distancias entre objetos, pues constituyen un sistema relacional (Kaplan, 2004) que muestra la importancia de la interacción entre los elementos debido a su proximidad. Permite la ponderación directa a las respuestas que la población considere más importantes. El modelo de redes semánticas se representa por medio de un conjunto de nodos (objetos o elementos) y sus aristas (relaciones). Este tipo de representación de datos ha tenido aplicaciones en varias áreas, disciplinas y campos de estudio, como las ciencias sociales (Barabási, 2021; Canright, 2009; Polanco, 2006; Ruelas et al., 2006). De hecho, siendo una propiedad de estas redes la libre escala, reflejan la importancia de los elementos, no basados en la distribución normal sino en la relación de los elementos, lo que supone una ventaja para este tipo de información (Polanco, 2006). La representación de este modelo relacional se obtiene gracias a la teoría de grafos, que se encuentra dentro de las teorías de sistemas complejos, por medio de distancias geodésicas. Esto concede ventajas a datos obtenidos por medio de la técnica de redes semánticas, dado que el manejo de los datos se relaciona con el comportamiento colectivo, la emergencia y la autoorganización con dinámica no lineal, libre escala y de libre distribución (Canright, 2009). El objetivo de este documento es obtener la definición de felicidad, utilizando las redes semánticas naturales analizadas con la teoría de grafos, para las y los habitantes de Ciudad de México y su Zona Metropolitana.
MÉTODO
Participantes
Este es un estudio cuasi-experimental, transversal, de campo, con muestreo no probabilístico por cuotas. La muestra fue de 201 hombres (48.3%) y mujeres (51.7%), habitantes de Ciudad de México y su Zona Metropolitana, de 20 años y más (Media = 39.97 años; D.E. = 13.56 años; 20 a 34, 36.3%; 35 a 49 años, 32.3%; 50 y más 31.3%). Las y los participantes fueron voluntarias y voluntarios, recibieron consentimiento informado, y no recibieron incentivos.
Los criterios de inclusión fueron que vivieran en Ciudad de México o su Zona Metropolitana, supieran leer y escribir, y tuvieran 20 o más años. Hoy no hay una recomendación específica para el tamaño de muestra adecuado para el uso de las redes semánticas. Aunque en la generalidad se recomienda obtener la mayor muestra posible, en el caso de las redes semánticas mostraron llegar a lo que se consideró como un nivel de saturación, que apoya la limitación de la recolección de datos (Streiner et al., 2015) que se logró al llegar casi los 200 formatos redes semánticas aplicadas. Se obtuvieron 281 formatos que se depuraron en cuotas que debían semejar la proporción de la población objetivo, por lo que se tuvo N = 201 con los índices por sexo con 48.3% hombres y 51.7% mujeres y grupos de edad: 20 a 34, 36.3%; 35 a 49, 32.3%; y 50 y más 31.3%. Se cuidó que el nivel socioeconómico tuviera proporciones adecuadas para su comparabilidad estadística, aunque no tuviera semejanza con los niveles socioeconómicos de la población objetivo.
Materiales
Para la recolección de datos para las redes semánticas se usó un formato de redes semánticas naturales con las consideraciones hechas por Valdéz (1998): hojas media carta con renglones en cuyo encabezado se indica el concepto del que la persona proporciona las palabras relacionadas. Se conformó un conjunto de hojas media carta engrapadas que incluyó una hoja inicial con la información del estudio y las instrucciones, una hoja para cada concepto que fueron rotadas para evitar efectos debido al orden de presentación (bienestar, satisfacción, felicidad y estilo de vida), y una hoja para recabar los datos sociodemongráficos (edad, sexo, ocupación) y preguntas para determinar el nivel socioeconómico de acuerdo con la AMAI 8×7 (López, 2008).
Procedimiento
La aplicación se hizo entre mayo y agosto de 2018 con el apoyo de estudiantes y colegas de la Facultad de Psicología y la FES Zaragoza, dando el formato para que se respondiera por las personas mismas. El consentimiento informado se dio en la aplicación, indicando la participación como anónima, confidencial y voluntaria. Las personas que decidieron participar escribieron en un formato de redes semánticas naturales cinco palabras al menos, de los conceptos: felicidad, bienestar, satisfacción y estilo de vida. En este artículo sólo se analizará la información obtenida de la red semántica de felicidad.
Mediciones
Se hizo la recolección de palabras con la ayuda de las redes semánticas, y con las que se obtuvo la definición connotativa del concepto “felicidad”. Se efectuó la captura de las palabras en el programa Excel. Se trabajaron las palabras juntando las que fueran singulares y plurales, indicando con un paréntesis y una “s” en caso necesario. También se juntaron las palabras masculinas y femeninas dejando la indicación con un paréntesis al final de la palabra con la letra que indicara la opción. Por ejemplo, las palabras “contento” y “contenta” se capturaron como “contenta(o)”; las palabras “éxito” y “éxitos” se capturaron como “éxito(s)”.
Análisis estadísticos
Se hicieron análisis descriptivos e inferenciales como la correlación de Rho de Spearman (IBM SPSS 25) y de distancias geodésicas (Gephi.org., 2021, recurso free open-source).
RESULTADOS
Las redes semánticas de bienestar, satisfacción y felicidad incluyeron en sus redes los otros conceptos evaluados. Hubo una relación moderada entre felicidad y bienestar (Spearman Rho = 0.541, p = 0.002) y entre felicidad y satisfacción (Spearman Rho = 0.577, p < 0.001). No hubo relación estadísticamente significativa entre bienestar y satisfacción (Spearman Rho = 0.227, p = 0.266). Un grafo tiene un conjunto de nodos o vértices, en este caso palabras usadas para definir el concepto felicidad. Dichas palabras tuvieron una relación que se repre sentó con aristas o que mostró la asociación de un nodo con otro. Estos nodos y sus aristas conforman grupos o comunidades. El grafo tendrá varias comunidades, que presentan fluctuaciones de densidad dentro de sí mismo (Barabási, 2021), y con ello una propensión a agruparse. Este último elemento lo muestra el coeficiente de agru-pación. El grafo como un todo y los subconjuntos son denominados módulos y dan a conocer una organización cuyos elementos más representativos son los nodos con los mayores valores de centralidad-intermediación (c-i), que es la frecuencia con que el nodo estuvo presente en la relación de cualesquiera nodos.
Los nodos con mayor centralidad-intermediación tienen una función central en la red semántica representada en forma de grafo, debido a que son los elementos que tienen el control sobre las relaciones que hay dentro del grafo como conjunto total y dentro de los módulos o subconjuntos.
Los nodos también pueden facilitar la comunicación entre otros nodos y subconjuntos. Esto se puede determinar por la puntuación de foco que tenga un nodo. Los nodos del grafo total con mayor puntuación de foco fueron amor (foco = 0.402), familia (foco = 0.348) y alegría (foco = 0.287), estos últimos con valores altos tanto como nodos de intermediación-centralidad como de foco. Esta característica de facilitar la comunicación entre los nodos que el nodo que funge como foco da fortaleza a la estructura del grafo y los subconjuntos o módulos (Ruelas et al., 2006). Los subconjuntos dentro del grafo son grupos de nodos con mayor conectividad. Para este análisis fue necesario que cada módulo propuesto tuviera además un nodo con una puntuación de c-i alta.
La red semántica de felicidad generó un grafo diri-gido (nodos = 82, aristas = 440), cuyo grado medio fue de 5.366 y un diámetro de cinco; su longitud media de camino fue de 2.477, lo que puede considerarse como un diámetro pequeño derivado de una mejor relación entre los nodos (palabras que definieron el concepto). Tuvo un coeficiente de agrupación de 0.505, considera-do adecuado en redes que muestran autorganización.
La felicidad tuvo tres nodos principales: amor (c-i = 2001.01), familia (c-i = 1939.90) y alegría (c-i = 1712.59). Estos caminos reflejan, con su anchura, la fre-cuencia de la relación (por ejemplo, familia y trabajo tienen un camino más grueso que entre logros y amor). Estos nodos principales y sus conexiones son los que muestran los caminos más gruesos en gris: las conexio-nes entre ellos y los otros nodos en la red (Figura 1).
Para este trabajo se eliminaron tres módulos porque carecían de nodos con c-i diferente de cero o valores relativos mayores a 0.19 comparados con el valor mayor de c-i, o carecían de nodos con valores relativos de foco mayores a 0.19 comparados con el mayor valor de foco o no tuvieron tres o más nodos.
Los tres módulos restantes tuvieron los siguientes va-lores: módulo cero 29.27%, módulo uno 28.05% y módulo dos 29.27%, mismos que se consideran adecuados para constituir un subgrafo (Barabási, 2021). (Figura 1).
El módulo cero agrupó elementos de relaciones (como familia, trabajo, amigos, mascotas), recursos (sa-lud, dinero, economía) y actividades (música, comidas, reuniones). Los nodos principales fueron familia (c-i = 1938.90, foco = 0.348), salud (foco = 0.263) y amigos (foco = 0.247). Se aprecia que más de la mitad de los nodos fueron actividades, y en su mayoría actividades fuera de casa que involucran la interacción social (como reuniones, fiestas, deportes, viajes) (Tabla 1).
El módulo uno tuvo en su agrupación emociones positivas (amor, paz, estabilidad, libertad) y recursos individuales (éxito, autoestima, metas). En este módu-lo hubo mayor presencia de emociones homeostáticas (tranquilidad, paz). El nodo principal fue el amor (c-i = 2001.01, foco = 0.402) y otros relevantes fueron bienes-tar (foco = 0.223) y tranquilidad (foco = 0.152). Dentro del módulo hubo elementos de acción relacionados a los nodos principales de este módulo, que dan una idea de la manera como se representan las relaciones: amis-tad, abrazos, apoyo (Tabla 2).
El módulo dos tuvo mayormente emociones positi-vas (alegría, satisfacción, placer) y acciones (vivir, com-partir, reír). Y las más de las emociones se relaconaron con la activación —contenta(o), entusiasmo, euforia—. El principal nodo fue alegría (c-i = 1712.59, foco = 0.288) y otros destacados focos fueron satisfacción (foco = 0.180) y armonía (foco = 0.123). Debe mencionarse que este módulo incluyó la única palabra relacionada con temporalidad, en este caso relativa a la felicidad: momentáneo (Tabla 3).
DISCUSIÓN
Las respuestas de la muestra de las y los habitantes de Ciudad de México y su Zona Metropolitana conformaron un grafo que mostró niveles de densidad adecuados, un diámetro de cinco y una longitud de camino de 2.47 que implica un grafo con gran conexión, que permite una buena comunicación entre los elementos, siendo una muestra la media de grado de tres nodos. Hubo módulos con valores adecuados de agrupación y modularidad, lo que indica el fenómeno de mundo pequeño y autorganización, pudiendo considerar que el concepto “felicidad” se presentó como un sistema social complejo (Barabási, 2021). Se tuvieron tres módulos con elementos de centralidad e intermediación y de foco que ayudaron a establecer el contenido de la definición de “felicidad”.
Los nodos del grafo de felicidad mostraron una correlación con los nodos del grafo de bienestar y de satisfacción lo que corrobora la importancia de este elemento dentro del bienestar, así como su función como mediador entre bienestar y satisfacción. La correlación con satisfacción y bienestar fue moderada, lo que pudiera también indicar que, aunque tengan elementos de unión con estos conceptos, también se distingue de ellos, lo que difiere de otras propuestas (Diener et al., 2003; Ryan y Deci, 2001) y apoyó la aportación de esta investigación, pues se propuso una definición de felicidad surgida directamente de la población de interés.
En la red semántica de felicidad, los nodos más importantes fueron amor, familia y alegría. Estos elementos fueron similares a los encontrados en otras definiciones de felicidad, pues incluyen las emociones positivas y los elementos de relaciones significativas. En el marco de las relaciones significativas importantes se mostraron, además de la familia, las de los amigos y el trabajo (Oishi et al., 2013).
El nodo trabajo tuvo una importante relevancia en el concepto de felicidad para las y los mexicanos. Mé-xico es uno de los países con la jornada más larga de horas de trabajo entre 35 economías reportadas por la OCDE (2018). Y se ha observado la importancia del tra-bajo como la fuente de ingreso, además de ser eje en la organización del tiempo, y para la integración de la persona en la sociedad y su vinculación con otros en la comunidad (Zuzanek y Hilbrecht, 2019), esto último destacando al aspecto relacional del trabajo.
De las emociones halladas, todas fueron positivas, lo que confirma lo encontrado en otros estudios la importan-cia de tomar en cuenta las emociones positivas en la me-dición de la felicidad e incluso del bienestar, con el que correlacionan (Haver et al., 2015; Tennant et al., 2007).
Además se aportó una ampliación de los tipos de emociones asociadas a la felicidad: homeostática y de activación. Fue posible ver la felicidad como diná-mica, y que la persona requiere de ambas emociones en un estado que le permita el disfrute de la felicidad para que se encuentre un equilibrio, lo que también se identificó en otras culturas, como la japonesa (Uchida y Kitayama, 2009), y que apoya lo propuesto en la dinámica de la alostasis (Sterling, 2004).
La felicidad y el bienestar se han medido incluyen-do emociones negativas (Helliwell et al., 2021; INEGI, 2022a). Sin embargo, otros estudios, como se observa en este estudio, la independencia de la experiencia de emo-ciones positivas respecto a las negativas (Huppert y So, 2013; Tennant et al., 2007; Haver et al., 2015; McCord, et al., 2015; Li et al., 2015; Moor y De Graaf, 2016). Se observó que las emociones negativas atestiguaron su relevancia en otros rubros como el malestar emocional y fueron independientes de la felicidad y el bienestar (Winefield et al., 2012). Esto corrobora lo informado por las y los participantes, quienes no consideraron relevantes las emociones negativas para definir la felicidad.
Se amplió la información acerca de cómo se manifiestan las acciones para vincularse en las relaciones significativas. Se mencionaron elementos de contacto humano específicos como abrazos, risas, sonrisas, y los relacionados con el contacto humano por la reunión de sus miembros (actividad, fiestas, comidas, viajes, deportes) y elementos que regulan las relaciones positivas (respeto, libertad, convivencia, compartir) (Seligman, 2011), y que fueron elementos de reciprocidad importantes en las relaciones observados en otros estudios (Taniguchi, 2015). En contraste, actividades en casa tuvieron pocos nodos (leer, música), y no hubo mención de actividades (como ver televisión, cine, videos, películas, chatear, ni textear) como elementos relacionados con la felicidad ni las relaciones significativas en la felicidad.
CONCLUSIONES
Se obtuvieron las particularidades culturales de la definición de “felicidad” para las y los habitantes de Ciudad de México y su Zona Metropolitana. La felicidad se definió como la experiencia de emociones de activación y homeostáticas, sobre todo alegría y amor, de relaciones significativas, en especial con la familia, el trabajo y los amigos.
Esto supone elementos que apoyen el mejor reco-nocimiento de las emociones y su importancia en la vida y bienestar de las personas. Siendo la felicidad un elemento clave en la sociedad actual, es esencial el fortalecimiento de las herramientas emocionales que a su vez coadyuvan a la mejor convivencia y comunicación con quienes forman parte de los grupos en los que se desarrolla la vida personal y social, el segundo elemento esencial de la definición de la felicidad para las y los habitantes de la ZMCDMX.
Hoy este es un reto importante dado el descenso en los niveles de bienestar y felicidad (INEGI, 2021, 2022a) y las condiciones para el contacto social en la nueva normalidad. La felicidad necesita de la oportunidad de vivir emociones, tanto de activación como homeostáticas en un equilibrio, y relacionarse compartiendo en libertad y respeto con los otros significativos (como familia, trabajo y amigos).
Alcances y limitaciones
Aunque se logró un nivel de saturación en la aplicación de las redes, una muestra mayor sería útil para incluir una mayor diversidad de grupos en la población que requieran una mayor representatividad en la definición de la felicidad para la Ciudad de México.
La muestra guardó la proporción para los niveles socioeconómicos que no son los niveles de la población de Ciudad de México, lo que pudo afectar la representación general del concepto “felicidad”.
Los resultados obtenidos son útiles para futuros estudios respecto a la felicidad y el bienestar en otros grupos y poblaciones, así como en la comparación con otras poblaciones, grupos y muestras.
REFERENCIAS
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Cómo citar:APA6 | Flores-Cano, F. (2023). ¿Cuál es la definición de felicidad de habitantes de la Ciudad de México?. Revista Digital Internacional de Psicología y Ciencia Social, 9(1), e912023502. https://doi.org/10.22402/j.rdipycs.unam.e.9.1.2023.499 |